Las remesas ganan jerarquía

Por revistamercado | abril 15, 2020

Si bien es cierto que la economía dominicana creció un 5 % y en el mundo el producto interno bruto no se expandió, las remesas familiares recibidas por individuos en el territorio nacional crecieron un 9 % en 2019, al cerrar el pasado 31 de diciembre en US$7,087 millones, en contraposición con los US$6,494.10 millones que fluyeron.

Los nuevos niveles a los que llegaron las remesas nacionales se corresponden con un récord en este indicador que contribuye con la compensación del déficit estructural con que cuenta la balanza comercial. Es una realidad que las exportaciones tienen un valor FOB de US$10,600 millones (si se suman las naciones y las de zonas francas), mientras que las importaciones se acercan a los US$21,000 millones. Los envíos monetarios hogareños, en ese sentido, juegan un rol fundamental en el enderezamiento del barco de las finanzas de la República.

El ímpetu remesero arropa al mundo. “Las remesas internacionales han estado creciendo a escala global. El dinero enviado a América Latina y el Caribe no es la excepción. En 2017, los flujos de remesas hacia la región incrementaron en un 9 % en comparación al año anterior, alcanzando un récord de US$77,000 millones. Alrededor del mundo, el flujo de remesas es más grande que la ayuda oficial al desarrollo de países de bajos y medianos ingresos y frecuentemente son más estables y confiables que los ingresos individuales que generan las personas”, expresa el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Aunque el panorama del BID señala una realidad de América Latina, en específico para República Dominicana algunas ideas se materializan.

El 55 % del empleo es informal, con personas trabajando sin garantías de continuidad, acceso a fondos de pensiones ni afiliaciones a administradoras de riesgos de salud. Por eso, la “brisita” del primo que vive en “Nueva York” parece más segura y estable que la actividad remunerada a las sombras que lleva a cabo el receptor de las remesas.

“Comprender el dinero enviado por los migrantes en Estados Unidos a sus familias y amigos en sus países de origen es crucial para entender las poblaciones migrantes y a aquellos que dependen de sus ingresos”, asevera el BID. Quizás la dependencia que diversos hogares contraen con los envíos constantes es una de las explicaciones de las razones por las que, según Gallup, el 49 % de la población adulta de República Dominicana tiene en su proyecto de vida residir de manera permanente en una nación distinta.

Es que el apoyo que los trabajadores de origen dominicano en distintas partes del mundo mantienen hacia sus familias refuerza el concepto de que la migración es un éxito, ante la falta de oportunidades que jóvenes de diversos sectores de la población perciben. Tal como dice el BID, estas transferencias son fundamentales para entender las ganas que el latinoamericano en general, y el dominicano en particular, tiene de abandonar su país de nacimiento.

En definitiva, el impulso remesero viene de Estados Unidos. El 76.6 % de los dineros que reciben las familias locales proviene de alguno de los 50 estados de la unión estadounidense, lo cual, válido es precisar, no incluye a Puerto Rico, Estado libre asociado de donde llega el 0.9% de las remesas.

España ocupa un lejano segundo lugar en torno al podio de los países emisores. Desde allí llega el 10.2 % de las remesas, lo que indica que, aunque solo Estados Unidos la supera, su peso en el pastel de los envíos familiares ha retrocedido, puesto que en 2017 ostentaba el 13.2 % de ese indicador.

Con mucho menor participación, les siguen Haití (1.5 %), la única nación con la que República Dominicana hace frontera terrestre, Italia (1.2 %), Suiza (0.9 %), Puerto Rico (0.9 %), Panamá (0.6 %), Alemania (0.6 %), Francia (0.6 %), Canadá (0.6 %) y otras naciones no mencionadas en el reporte del Banco Central, que completan el conteo con un 6.4 %.

“Para el 80 % de los migrantes, el camino del dinero inicia en efectivo y posteriormente es enviado a través de la oficina de un agente físico tradicional. Inicia en los Estados Unidos, con el deseo de un emigrante de enviar recursos al país de origen. El origen de los recursos puede ser una cuenta bancaria o efectivo dentro de su bolsillo. Este dinero se envía a través de un canal, ya sea con un agente tradicional o de una plataforma digital (un servicio en línea al que se accede a través de una aplicación móvil o de un buscador en internet). Para utilizar la mayoría de las plataformas en línea, primero se debe transformar ese efectivo en un instrumento de pago aceptado (por ejemplo, depositar el efectivo en una cuenta bancaria o en una tarjeta prepagada, para utilizar la tarjeta o el número de cuenta para fondear la remesa)”, explica el BID.

El siguiente paso en el camino del dinero, de acuerdo con el organismo multilateral, es enviarlo al extranjero para que sea recibido en el país de origen, bien acreditándolo directamente a una cuenta de banco, o bien para que se entregue en efectivo o se destine al pago de compromisos tales como servicios públicos, recarga de teléfonos móviles, o el saldo de préstamos.

Existen más de 50 posibles combinaciones de los canales de originación de las remesas, instrumentos de pago y opciones de recolección, sin embargo, solo son cuatro las combinaciones que se utilizan más comúnmente.

El mercado de recepción de remesas en República Dominicana continúa siendo dominado por la entrega de la remesa en efectivo en el domicilio del cliente. Y efectivamente, casi la mitad (49 %) de los migrantes encuestados el BID señalaron que ellos envían sus remesas a sus receptores en República Dominicana para ser entregadas a domicilio y en efectivo, comparado con una fracción pequeña de receptores en otros países.

“El efectivo es usualmente entregado en mano dentro de un sobre, por un chofer de motocicleta, quien típicamente recibe una propina por su servicio. De estas remesas entregadas a domicilio que van hacia República Dominicana, casi un tercio (32 %) fue originado a través de un canal digital”, explica el Banco Interamericano de Desarrollo.

Independientemente del comportamiento de los latinos, y en particular los dominicanos, a la hora de enviar remesas es un hecho que la recepción de las mismas tiene una nueva jerarquía en las finanzas de República Dominicana.

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