Rusia apuntala su supremacía gracias a sus rompehielos

Por Gabriel Rico Albarrán | junio 12, 2022

Rivales en muchas otras facetas, Estados Unidos y Rusia también lo son en la ingeniería de los gigante. Ambos países cuentan entre sus creaciones con armas, barcos, aviones e infraestructuras de dimensiones colosales que solo poniéndolas a escala se puede hacer una idea de su inmensidad. En este caso, nos referimos a los rompehielos.

El último coloso en salir a la luz es un barco rompehielos ruso, el más grande del mundo jamás creado. El Arktika, como así lo han bautizado zarpó el pasado 9 de febrero junto al rompehielos Kapitan Dranitsyn desde el puerto de Pevek, en Chukotka (Lejano Oriente de Rusia) con destino a Arjánguelsk, con la misión de abrir paso a los cargueros Inzhener Trubin y Polar King.

Se trata de la primera vez que un rompehielos de este tipo participa en la operación para guiar una caravana de buques de transporte de este a oeste.

Al igual que ocurre con el resto de barcos o submarinos, la creación y modernización de una flota de barcos rompehielos se ha convertido en un asunto estratégico para Rusia.

Pues, actualmente, Moscú refuerza su apuesta en el Gran Norte con la construcción de múltiples rompehielos para aventajar a otros países árticos como Estados Unidos o Canadá o China. En 2017 fue el año en el que se hizo el primer viaje en invierno.

Las autoridades rusas celebraron ese primer periplo, que se hizo rodeando Siberia por el Norte, anunciando que era el inicio del tráfico comercial del norte de Rusia, prácticamente inhabitado.

Y con China pisando los talones a los gigantes del Ártico como Rusia y Canadá, los astilleros de San Petersburgo trabajan para construir grandes embarcaciones impulsadas por energía nuclear.

Para Moscú, el Ártico no es un espacio natural frágil que debe protegerse del cambio climático, sino una reserva desbordante de materias primas y oportunidades comerciales.

De hecho, el oficial a cargo de este rompehielos indicó la creciente importancia de sus misiones con el “desarrollo de recursos” naturales.

En tanto, el presidente ruso, Vladimir Putin, señaló la explotación de la riqueza ártica (petróleo, gas y minerales) como una prioridad estratégica. La zona ártica tiene un potencial enorme.

Rusia rompehielos
El rompehielos atómico ruso abre por primera vez el paso a caravanas de cargueros de este a oeste del Ártico

El futuro de Rusia

Según estudios científicos de la Corporación Universitaria para la Investigación Atmosférica, en el 2040 no habrá hielo en verano y, cuando lo haya, no será grueso.

Por lo tanto, los rompehielos puedan pasar a través del polo norte durante todo el año y barcos no preparados para romper el hielo podrían establecer nuevas rutas de transporte de mercancías alrededor de la banquisa.

Está previsto que en 2022, 2024 y 2026 grandes rompehielos fabricados en astilleros de la segunda capital del país salgan hasta Murmansk, donde se encuentra la gran flota del Norte de Rusia para establecerse allí.

En estas instalaciones se fabricaron embarcaciones de propulsión nuclear durante la época soviética.

El primero de los rompehielos de nueva generación, Sibir (“Siberia” en ruso), en principio está previsto que zarpe a finales de este año. Los demás se llamarán «Ural», «Yakutia» y «Chukotka», todos ellos son nombres de regiones rusas.

Consecuencias del aumento de la actividad económica

El aumento de la actividad humana en el Ártico es una oportunidad para Rusia, que podrá incrementar su influencia en el mundo e impulsar su actividad económica. Este cambio conlleva también posibles efectos adversos.

El más preocupante sería la aceleración del deshielo, aunque también sería un problema una mayor circulación de cargueros y cruceros que dejarían residuos.

La fauna también se vería afectada: mamíferos marinos como las belugas se ven afectadas por los sónares. Se desconoce a largo plazo cuál sería el efecto para los animales de este ecosistema si aumentara el tráfico de naves en este océano.

Además de la apertura del Paso del Norte para Rusia, no todo es bueno para Moscú con el cambio climático, pues ha visto cómo se han incrementado los incendios en su masa forestal, especialmente en la región de Siberia, así como ha visto como el permafrost en algunas regiones ha empezado a deshacerse.

Este tipo de suelo está permanentemente congelado bajo la superficie. Cuando se funde esta capa de hielo, pueden hundirse grandes porciones de tierra, y entonces también se liberan gases de efecto invernadero.

Las inundaciones del sur de Rusia y los incendios que azotan los bosques siberianos son otros de los posibles síntomas del cambio climático en el país más grande del mundo.

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¿Cómo es el Arktika?

El Arktika pertenece a las naves del proyecto 22220, los rompehielos de propulsión nuclear más grandes y potentes del mundo. El concepto de doble calado de estas naves les permite operar tanto en las congeladas aguas del Ártico como en las desembocaduras de los ríos polares.

Los barcos de ese proyecto desplazan 33,500 toneladas y miden 173,3 metros de eslora y 34 de manga. Su diseño y enorme potencia, que confiere a la hélice 60 megavatios, les permite a esas naves abrirse paso entre hielos de hasta tres metros de espesor.

Rematan las especificaciones los 3 motores de propulsión nuclear con los que cuenta, aunque para este viaje tan solo están operativos 2 de ellos.

El Proyecto 22220, al que pertenece el Arktika, consolida la estrategia de Rusia al ser el único país del mundo en operar rompehielos nucleares. En concreto, está propulsado por 2 reactores RITM-200 de agua presurizada capaces de generar hasta 175 megavatios cada uno.

Estos reactores alimentan a su vez a 3 motores eléctricos de una sola hélice y están diseñados para empujar contra capas de hielo de hasta 2 metros. Según recoge la propia Rosatom, el nuevo Arktika tiene una autonomía de hasta 12 años.

El diseño del Arktika comenzó a cocerse a principios de los años 2000 finalizando el proyecto sobre papel en el 2009.

Arktika

En 2012 comenzó la construcción y ha ido encadenando diferentes retrasos año a año. Uno de los principales problemas a los que se enfrentaron los ingenieros rusos fue a que el diseño original empleaba turbogeneradores ucranianos de la compañía Turboatom.

Poco después del comienzo en la construcción, estalló la crisis con Crimea y el empleo de estas piezas no era posible obligando al equipo de ingenieros a rediseñar parte del sistema.

Los rivales de Arktika

Estados Unidos, como no podía ser de otra manera, también cuenta con una flota de rompehielos.

A diferencia de la rusa, que posee un gran número de ellos, los norteamericanos tan solo cuentan con un par: USCG Healy y el USCGC Polar Star. Al primero se le quemó el sistema de propulsión y lo dejó fuera de juego; al segundo, el más antiguo y más grande, va pidiendo un relevo generacional.

El Polar Star tiene un desplazamiento de 13.000 toneladas y una longitud de 110 metros, muy por debajo del gigante ruso.

El cuerpo de Guarda Costas de Estados Unidos esperan recibir en los próximos años 3 nuevos barcos rompehielos pesados de unas dimensiones similares al Arktika, pero de propulsión con combustible convencional.

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