La guerra en Ucrania supuso un impulso decisivo a la inflación. La explosión definitiva de una crisis que afecta a prácticamente todas las economías. Sin embargo, el alza de precios comenzó alrededor de un año y medio antes del conflicto. Uno de los factores decisivos en ese despegue inflacionario fue el aumento del precio de los contenedores marítimos y, por ende, de las cadenas de suministros.
Una situación que, por fin, parece dar tregua. Los precios de los contenedores alcanzaron su precio máximo a finales de 2021. A partir de entonces, los costes comenzaron a suavizarse, para caer sensiblemente en el segundo trimestre. Un motivo para la esperanza que podría terminar contagiando a otros sectores, aunque todavía es una incógnita si se mantendrá en el tiempo. La pregunta está sobre la mesa: ¿estamos ante el principio del fin de la crisis de inflación?
Se calcula que más del 80 % del comercio mundial se transporta por vía marítima. Un dato que explica con nitidez la influencia que el precio de los contenedores de carga y su movimiento pueden tener en la mayoría de productos que se ofrecen en el mercado.
Sobre transporte de mercancías: Estos son los contenedores marítimos más utilizados
La pandemia impactó con fiereza en el precio del transporte marítimo. El virus provocó el cierre de numerosos puertos, especialmente en Asia, por motivos de higiene y seguridad. Eso supuso dificultades para mantener el ritmo de los envíos.
Se calcula que unos 500 buques quedaron fondeados cuando se decretaron las limitaciones en los puertos, esperando para poder atracar y descargar. Por otro lado, miles de contenedores entregados no tuvieron carga de regreso.
Una situación que disparó los precios. Así, en los momentos más complicados para las cadenas de suministros, el traslado de un contenedor entre China y Estados Unidos con un precio prepandemia de US$1,000, llegó a alcanzar los US$20 mil. En casos menos extremos, los precios se multiplicaron por 2, 3 o 5.
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Pero el escenario ha cambiado. Si la pandemia dificultó el movimiento de mercancías por mar, la vuelta a la normalidad parece estar teniendo el efecto contrario. Aunque lejos de recuperar las cantidades anteriores a la covid-19, parece que los precios empiezan a bajar con fuerza.
El periodo enero-marzo marcó un cambio de tendencia. En el segundo semestre, la bajada en el precio del transporte de contenedores puede abrir una ventana al optimismo.
China, el epicentro de la pandemia, aspira a marcar el ritmo. Así, los envíos de mercancía desde el puerto de Shangái se redujeron más de un 20 % de media entre abril y junio. Un buen primer paso que se reproduce en otros puertos del gigante asiático, claves para el comercio mundial.
Estos son algunos ejemplos de cómo la evolución de los precios en tres rutas clave (transporte de contenedores de 40 pies).
| Ruta | US$ junio 2020 | US$ septiembre 2021 | US$ julio 2022 |
| Shangái – Rotterdam | 1,404 | 14,294 (+918.1 %) | 9,182 (-35.8 %) |
| Shangái – Los Ángeles | 2,650 | 12,424 (+368.8 %) | 7,480 (-39.8 %) |
| Rotterdam – Nueva York | 2,398 | 6,179 (+157.7 %) | 6,801 (+10.1 %) |
El final de las restricciones de la pandemia también se traduce en una reducción de los tiempos de entrega, ya que el tráfico marítimo está prácticamente reestablecido, a excepción del mar Negro. Por tanto, se puede mover más mercancías, algo que modera los precios.
La caída de los costes del transporte de contenedores ofrece un clavo al que agarrarse en la lucha contra la crisis de inflación. Sin embargo, todavía es una incógnita si se traducirá directamente en un control del alza de precios.
Por un lado, cabe estar alerta de la evolución de la covid-19 en China, y las medidas que podrían tomarse en sus puertos si la situación se complica más. Por otro, si los precios de los combustibles continúan al alza, eso podría afectar frontalmente a este tipo de transporte de mercancías. Además, la caída de precios se da fundamentalmente en Asia, y por el momento no termina de replicarse con fuerza en los puertos europeos o estadounidenses.
Por tanto, sólo el tiempo dirá si estamos ante el primer paso para dar carpetazo a la gran crisis que afecta a la economía global.
Por Borja Santamaría
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