Es el oro del siglo XXI y un tesoro que, en gran medida, brota de las entrañas de América Latina. El futuro, especialmente el de la industria automovilística, pasa por el litio. Por ello, producirlo y gestionarlo con éxito es sinónimo de crecimiento económico e industrial.
La carrera está lanzada y un país de la región tiene la ambición de liderarla: Chile.
«Nuestro desafío es que Chile sea el principal productor de litio en el mundo, aumentando su riqueza y desarrollo, distribuyéndola justamente y protegiendo la biodiversidad nuestros salares». Las palabras del presidente Gabriel Boric no dejan espacio a la duda. Las pronunció durante el acto en que el Ejecutivo presentó su nueva «Política Nacional del Litio», con la que pretende posicionarse al frente del mundo.
Actualmente, Chile es el segundo mayor productor mundial, sólo por detrás de Australia. Según el Banco Central, las exportaciones en 2022 crecieron un 777 %, hasta alcanzar los US$7,763 millones.
En el mismo año, el estado chileno obtuvo US$5 mil millones, el 1.6 % del Producto Interno Bruto (PIB), procedentes de las actividades relacionadas con este mineral.
El citado plan incluye la creación de una empresa nacional que trabaje para posicionar al país al frente del mercado. Boric señaló los cuatro ejes de su estrategia, recogidos por la agencia de noticias EFE:
El punto medioambiental es clave para que la estrategia se lleva a cabo con éxito. «Si lo hacemos bien, lograremos una profunda diferencia en el desarrollo humano y tecnológico del país», señaló Boric. «Y no me cabe ninguna duda de que podemos hacerlo bien».
El potencial de Chile, que forma el denominado Triángulo del Litio junto a Bolivia y Argentina (región que concentra alrededor del 70 % de las reservas mundiales), es inmenso. EFE apunta a que de los 50 salares con los que cuenta el país, sólo se explota el de Atacama que, eso sí, acumula el 90 % de las reservas chilenas.
Actualmente, son dos empresas las que explotan el litio del país, ambas controladas fundamentalmente por capital extranjero. Por un lado, está la Sociedad Química y Minera (SQM), cuyo capital está mayoritariamente en manos de la compañía china Tianq, junto con Julio Ponce Lerou, yerno del dictador Augusto Pinochet (1973-1990).
La estadounidense Abermale, mayor productora del mundo, es la segunda empresa dedicada a explotar el litio chileno.
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De esta forma, el estado de Chile da un paso al frente para posicionarse dentro del negocio que marcará el futuro de la industria automovilística. El litio es un elemento fundamental para fabricar las baterías de los autos eléctricos. Por tanto, se espera que su demanda se multiplique según se acercan las restricciones que, por ejemplo, prohibirán la venta y matriculación de carros de combustión en la Unión Europea a partir de 2035.
El panorama, sin embargo, presenta algunas paradojas. Por un lado, el precio del litio en China lleva meses bajando. Uno de los grandes motivos es el descenso de la demanda de los autos eléctricos en el gigante asiático, después de que el gobierno retirase los incentivos a la compra de estos vehículos que comenzó a otorgar en 2009.
Por otro lado, mientras el resto de fabricantes toma decisiones para enfocarse en la electrificación (incluidos cambios de CEO en Toyota, Citroën o Subaru), el líder indiscutible del mercado, Tesla, lleva desde principios de año inmerso en una agresiva política de reducción de precios que ha hecho tambalearse sus cuentas.
Así, sus beneficios se desplomaron un 24 % interanual en el primer trimestre de 2023, provocando una caída en bolsa cercana al 10 %.
Borja Santamaría, con información de EFE
Nueva paradoja en el negocio de los autos eléctricos: frenazo de Tesla en el inicio de 2023
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