Brasil: La policía recupera el control de las sedes del Poder en Brasilia

Por Gabriel Rico Albarrán | enero 9, 2023

Brasilia, capital de Brasil y sede de los tres poderes de gobierno, amaneció este lunes con el orden público bajo control pero con rastros de destrucción tras el violento asalto del domingo de miles de bolsonaristas contra las sedes del Congreso, el Tribunal Supremo y la Presidencia.

«La situación en Brasilia está controlada», afirmó en un mensaje en sus redes sociales el interventor federal en el Distrito Federal, Ricardo Cappelli, que será responsable por la seguridad en la capital brasileña al menos hasta el 31 de enero.

Capelli, un alto funcionario del Ministerio de Justicia, asumió el comando de todas las fuerzas de seguridad de Brasilia luego de que el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, ordenara una intervención federal en el Distrito Federal para hacer frente al ataque a las instituciones de los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro.

Una de las primeras acciones de la Policía fue el desmonte del campamento que los bolsonaristas habían montado desde las elecciones presidenciales de octubre frente al cuartel general del Ejército para presionar por un golpe militar que impidiera el regreso de Lula al poder y desde el que fueron lanzados los ataques del domingo.

El asedio en Brasilia

El asalto al Congreso, la Presidencia y el Supremo solo se resolvió después de cuatro horas y media de desconcierto, cuando agentes antidisturbios cargaron y lanzaron gases lacrimógenos contra los exaltados que estaban dentro y fuera de los edificios.

Según las últimas informaciones, al menos 300 personas fueron detenidas por los ataques antidemocráticos, que fueron ampliamente condenados por todas las instituciones de Brasil y por la comunidad internacional.

Domingo:

Miles de bolsonaristas tomaron por la fuerza las sedes del Gobierno, del Parlamento y del Tribunal Supremo, en la mayor agresión a los poderes republicanos vista desde el golpe de Estado de 1964.

Siete días después de la investidura del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, los extremistas irrumpieron en los palacios violentamente, destruyendo todo lo que se encontraron a su paso, mientras que el jefe de Estado se encontraba de viaje en la ciudad de Araraquara, en el estado de Sao Paulo.

Los manifestantes no reconocen el resultado de las elecciones del pasado 30 de octubre, en las que Lula derrotó al ahora expresidente Jair Bolsonaro por un estrecho margen de menos de dos puntos porcentuales.

La reacción tardía de Bolsonaro

A miles de kilómetros de distancia, en Florida Estados Unidos, donde Jair Bolsonaro se encuentre desde antes de que ocurriera la investidura de Lula, reaccionó el mismo domingo de forma tibia el intento de golpe de Estado promovido por sus simpatizantes radicales, que invadieron las sedes de los tres poderes en Brasilia.

«Las manifestaciones pacíficas, dentro de la ley, son parte de la democracia. Sin embargo, el vandalismo y las invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla», manifestó el exmandatario en sus redes sociales.

El mundo muestra su respaldo a Lula

Los principales gobiernos mundiales, entre ellos China, Rusia, EE.UU. y la India, así como instituciones internacionales, han cerrado filas en torno al presidente brasileño, Lula da Silva, y contra los radicales seguidores de Jair Bolsonaro que ayer ocuparon las principales sedes de poder.

Por su parte, el presidente Luis Abinader también condenó los ataques en Brasilia y mostró su apoyo a su homólogo brasileño.

Recordando el asalto al Capitolio de Estados Unidos

La invasión este domingo por parte de simpatizantes del expresidente brasileño Jair Bolsonaro de la sede del Ejecutivo de su país, la Corte Suprema y el Congreso Nacional evoca al asalto al Capitolio de EE.UU., cuyo segundo aniversario se cumplió hace dos días y donde cinco personas fallecieron.

Pese a haber pasado dos años, las heridas de ese ataque en EE.UU. siguen abiertas y prueba de ello ha sido el hecho de que el republicano Kevin McCarthy tardara esta semana hasta quince votaciones en ser elegido por su partido como presidente de la Cámara Baja estadounidense por culpa de un grupo conservadores trumpistas.

Unos republicanos radicales que creen a pies juntillas en el pretexto que centenares de seguidores del ahora expresidente Donald Trump (2017-2021) utilizaron para irrumpir en la sede del Congreso de EE.UU.: que hubo un fraude electoral en los comicios presidenciales de noviembre de 2020, en los que el demócrata Joe Biden derrotó a Trump.

EFE

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