Hoteles boutique esperan convertirse en la primera opción ante el covid-19

Por revistamercado | septiembre 2, 2020

Aeropuertos y playas vacías, hoteles y restaurantes cerrados, ciudades desiertas. Las imágenes se repitieron por todo el mundo, cuando en apenas un par de semanas el turismo global se congeló por la pandemia de COVID-19. De repente, por primera vez en décadas, no había cientos de ojos contemplando la Torre Eiffel; las aguas de Venecia estaban inusualmente limpias; y las pirámides de Egipto reflejaban un mensaje luminoso: «Quédate en casa».

Ahora, ¿qué le espera a la industria? Los expertos coinciden en que, en lo que queda del año, los viajeros preferirán moverse dentro de su propio país y durante pocos días. La reactivación empieza en casa. Y en esta situación, los hoteles boutique se ven mejor posicionados que las grandes cadenas.

Uno de ellos es Lo Sereno Casa de Playa, en Troncones, Guerrero, a unos 30 kilómetros de Zihuatanejo. Su fundador, Rafael Sainz, cuenta que el concepto de los hoteles boutique, basado en la exclusividad y el alejamiento, es una ventaja competitiva. «Estamos en una población que no llega ni a 600 personas, y somos un hotel de apenas 10 habitaciones. Entonces, es un hotel de poca capacidad en un lugar con poca capacidad, y eso creo que nos va a permitir recuperarnos a un paso más optimista», cuenta.

El emprendedor explica que el hotel —y toda la población de Troncones— estuvo cerrado durante cerca de dos meses y medio, cuando la pandemia empezó a expandirse por el país. En ese periodo, «la prioridad fue mantener a la gente, no despedir a nadie, y lo siguiente fue trabajar a puerta cerrada, con muchas medidas de precaución, en temas de entrenamiento y capacitación en el servicio a clientes», dice.

El establecimiento reabrió con la llegada del verano, y poco a poco comenzó a ver llegar las reservaciones. «Hay un gran interés por salir por parte de la gente, después de tanto tiempo de confinamiento, y nosotros lo que hacemos es garantizarle al huésped que va a estar con muy pocas personas en el hotel. Dadas las circunstancias, tenemos que ir viendo semana a semana, pero yo creo que hay que aprender a vivir con esto, y la vida no puede parar», asegura Sainz.

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