Ninguna medicina detiene al Covid-19. Quizá a finales de este año o principios de 2021 la haya, pero mientras tanto, solo existe una práctica a la que toda la humanidad debe acudir: el lavado frecuente de manos. Y además de esa poderosa arma solo hay un método de defensa para restarle velocidad a la capacidad de contagio. Un método que se usa en todo el planeta y que no es el ideal, pero es el único hasta ahora descubierto: la cuarentena.
No se trata de una novedad de los tiempos actuales, porque la cuarentena existe hace al menos siete siglos. Se trata de aislar a un enfermo, para evitar que contagie a otros o de aislar a los posibles receptores de ese contagio, para que no padezcan la enfermedad.
Los dos tipos de aislamiento se están empleando en el mundo. En el caso de los enfermos del coronavirus, se les aísla para ser tratados de manera especial y evitar que transmitan el temido mal a otras personas. Y como también se busca aislar a quienes están sanos, pero pueden contagiarse fácilmente, entonces se le aplicó cuarentena a toda la humanidad.
En países asiáticos los aislamientos empezaron en febrero; en Europa y Latinoamérica, desde marzo. En abril, las ciudades vacías se convirtieron en imagen común a todos los continentes.
Hay diferentes variedades de cuarentena, en unos países llamada obligatoria, y en otros, voluntaria. En algunos solo se habla de aislamiento y en otros de confinamiento, pero en el fondo se refieren a lo mismo.
En teoría, en la mayoría de países latinoamericanos la población debería haber observado rigurosas cuarentenas para que el Covid-19 no aumentara su estela de muertos.
En la realidad, el cumplimiento fue parcial. Las calles vacías fueron imagen de algunos días, pero la población empezó a salir cada día más.
La necesidad de generar ingresos llevó cada vez a más personas a ocupar de nuevo las calles y los gobiernos se vieron desafiados por la realidad de las precariedades de sus economías. Ya las cuarentenas se están levantando. Europa las respetó con más rigor; Latinoamérica se estrelló contra ellas.
