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28 noviembre 2022

Bob Iger 2.0. ¿El Mesías de Disney?

En plena agonía financiera, con los números dándole la espalda y los inversores torciendo el gesto, Disney ha recurrido a su particular Mesías. Bob Iger regresa a los mandos de la compañía sólo 32 meses después de dejar el cargo de CEO en el momento oportuno. El estadounidense de 71 años vuelve con aura providencial, con la misión de rescatar al grupo y devolverle la solidez perdida. En una medida inesperada, la empresa se encomienda a la figura que la convirtió en el grupo de entretenimiento de referencia a nivel mundial. Comienza la era Bob Iger 2.0.

Misma compañía, escenario opuesto

Han pasado sólo dos años y medio desde su dimisión como CEO (permaneció un año más como presidente ejecutivo), pero el escenario que hereda el empresario es completamente opuesto al que dejó. Pese a la habitual felicidad que transmiten sus personajes más icónicos, las cuentas de Disney viven una época de depresión. El golpe de la pandemia fue severo. Pocas semanas después de la marcha de Iger, las restricciones obligaron a cerrar parcial o totalmente sus parques temáticos, generando pérdidas de US$2.4 mil millones. La división de cruceros tampoco pudo funcionar con normalidad.

La recuperación tampoco está yendo como se esperaba. Hasta el regreso de su CEO, la compañía había perdido un 41 % de su valor en 2022. Pese a que los beneficios netos del actual año fiscal alcanzaron los US$3,145 millones (un 58 % más que en 2021), las cifras muestran una preocupante desaceleración del negocio. Así, las ganancias del grupo en el último trimestre apenas crecieron un 2 % respecto al mismo periodo del año anterior (US$162 millones).

«Disney se embarca en un momento cada vez más complejo de transformación de la industria, e Iger se encuentra en una posición única para liderar a la compañía a través de este periodo crucial», afirmó Susan Arnold, presidenta de la Junta. «Me siento profundamente honrado de que me pidan volver a liderar este extraordinario equipo, soy muy optimista respecto al futuro de esta gran compañía», aseguró el retornado CEO.

Iger sustituye a Bob Chapek, al que promovió como sucesor pero cuya relación terminó resintiéndose, y que percibirá una indemnización superior a US$20 millones en diversos conceptos.

Iger asume las riendas hasta finales de 2024 con un salario base de US$1 millón anual, un bono de US$1 millón por su vuelta y la posibilidad de percibir pluses de hasta US$23 millones en acciones, según objetivos. Su llegada fue aplaudida por los inversores, con una subida del 10 % en la jornada posterior a su nombramiento. El ejecutivo regresa con la vitola de cerebro de los años más prósperos de la empresa, pero con la exigencia de repetir un crecimiento similar en un contexto totalmente opuesto, en el que seguramente no pueda aplicar las mismas recetas.

2005-2020, los años felices

Iger es sinónimo de éxito para Disney. Es la viva imagen del crecimiento, la ambición, la inversión, el riesgo y el triunfo. Bajo su batuta, el valor de la compañía se multiplicó por 5. Fue una década y media de bonanza, con un plan de expansión que consolidó a Disney como el grupo de entretenimiento más potente del mundo.

La gestión de Iger al frente de Disney se caracterizó por las compras y la gestación de proyectos ganadores. Apuestas que implican un alto volumen de gasto. El ejecutivo no tardó en poner en marcha su hoja de ruta. El estudio de animación Pixar fue su primera gran compra, en 2006 (US$7.4 mil millones). En agosto de 2009, Disney puso sobre la mesa US$4 mil millones para hacerse con Marvel Entertaniment, en una operación brillante. «Este cofre del tesoro con más de cinco mil personajes ofrece a Disney la capacidad de hacer lo que hacemos mejor», afirmó Iger.

Diez años después, según datos de USA Today, Disney ya había ganado US$18 mil millones con sus películas.

Tres años más tarde, Disney se adueñó Star Wars e Indiana Jones, entre otros. Es decir, compró el estudio Lucasfilm por más de US$4 mil millones. Se calcula que sólo la saga de Star Wars aporta US$6 mil millones anuales en concepto de merchandising. En 2018, llegó quizás el movimiento más arriesgado, con la absorción de 21st Century Fox. Una operación nunca vista que supuso un desembolso de US$71.3 mil millones, generando una deuda de unos US$50 mil millones que sigue apretando las cuentas de Disney.

Poco antes de dimitir, Iger puso la guinda maestra a su legado con la creación de Disney+. La empresa entraba de lleno en los nuevos tiempos con un servicio de streaming que, si bien se ha ido fortaleciendo y aumentando en volumen de suscriptores, acumula un enorme presupuesto para competir con una competencia feroz.

En definitiva, movimientos expansivos que, posiblemente, sean difíciles de replicar en una situación económica inversa. Es el gran reto al que se enfrenta Iger. ¿Lo superará?

El despertador suena a las 4 de la mañana

Nacido en Nueva York el 10 de febrero de 1951, Bob Iger regresa a la primera línea del mundo ‘business’ a los 71 años. Según describe Vanity Fair, se trata de un hombre rutinario y saludable. Rígido en sus costumbres, su día comienza a las 4 de la mañana con un exigente plan de ejercicio físico. Arranca con una sesión de máquina de escalada, trabaja con un entrenador personal dos veces a la semana y también recorre los alrededores de su mansión en bicicleta, mientras escucha música. Las noticias o correos quedan para más adelante.

Vive en Brentwood, una casa con piscina y pista de tenis a una hora de las oficinas de Disney. Su fortuna, según la mencionada publicación, está valorada en más de US$675 millones.

Un estatus que no podía imaginar cuando comenzó su primer empleo, en Pizza Hut. Poco después, tuvo su primera experiencia en el mundo audiovisual como presentador del tiempo en una emisora local. Su carrera se lanzó cuando entró en la ABC, donde se promocionó hasta llegar al puesto de vicepresidente. En 1995, la empresa fue adquirida por Disney por US$19 mil millones, e Iger pasó a formar parte del equipo ejecutivo de la mano del hombre clave en su trayectoria profesional: Michael Eisner.

El empresario fue su mentor en la compañía y el espejo en el que Iger se miró en su exitosa etapa al frente de la nave. Eisner llegó a Disney en la década de los 80 estuvo detrás de operaciones que levantaron el entonces malherido grupo, como el desarrollo de la distribuidora de películas Touchstone o la compra de Miramax. Cuando llegó al cargo de CEO en 2005, Iger siguió una estrategia similar para consolidar a Disney como un gigante del entretenimiento y la comunicación.

En 1997, Steve Jobs regresó a Apple para relanzar una empresa en apuros y hacer historia. 25 años después, Bob Iger vuelve a Disney. ¿Conseguirá recorrer el mismo camino?

Por Borja Santamaría

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