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14 noviembre 2022

Un dominicano en el Mundial de Qatar

Una madre luchadora, un Mundial de madrugada, un deporte nuevo, un reto personal, trabajo, evolución, pasión, un momento en el que dejarlo todo parecía lo más sencillo, el apoyo clave de una mano amiga… Y la pieza que corona el rompecabezas: el pasaje para el Mundial de Qatar. Son los elementos que construyen la historia de Raymundo Feliz, el juez de línea de 33 años que representará a la República Dominicana en uno de los mayores eventos deportivos del planeta. Días antes de volar a Qatar, Feliz tuvo la amabilidad de conversar con revista Mercado. En esta primera parte de la entrevista, el colegiado explica cómo será su día a día en el Mundial y detalla cuál ha sido su camino hacia la élite del arbitraje. Una historia de superación y éxito que seguro inspirará a muchos lectores.

Licenciado en Marketing y técnico en Turismo, en la segunda entrega nos hablará de los aspectos del arbitraje que más pueden relacionarse con la esfera de los negocios.

Con ustedes, Raymundo Feliz.

Muchas gracias por recibir a revista Mercado en la sede de la Liga Dominicana de Fútbol, en los días previos a viajar a una experiencia tan impresionante como el Mundial de Qatar.

Más que agradecido, de verdad. Es una revista que sigo desde hace mucho tiempo, desde mis estudios de mercadeo en la universidad, y para mí es un honor.

¿Cómo están los ánimos a pocos días de que todo comience?

Están bastante arriba. También siento una responsabilidad bastante grande, y las responsabilidades van acompañadas de nervios, pero creo que los extrapolamos para ir enfocados y representar al país de manera digna en este gran escenario.

¿Cuándo se desplaza a Qatar y cuál es el plan en los días previos al torneo?

Viajamos el 7 de noviembre. Son 18 horas de viaje, por lo que la preparación comienza en el avión. Tienes que cuidarte, hidratarte, caminar cada 3 horas para evitar los calambres musculares y así llegar de manera óptima. Una vez allí te reciben, te explican el proceso y te dan la agenda diaria, que generalmente tiene muchas actividades físicas en la mañana y técnicas en la tarde. Eso durante estas dos semanas previas. También tenemos unos chequeos médicos.

¿Quién es Raymundo Feliz? ¿Cuáles son sus pasos para llegar al arbitraje y, posteriormente, participar en una Copa del Mundo?

Yo soy Raymundo Feliz, hijo de Victoria Cuevas Rodríguez, profesora y maestra de vocación. Una señora luchadora que, a falta de un padre responsable, asumió el doble papel de madre y padre a la vez, y a quien le doy el mérito de todo, de toda mi carrera.

Recuerdo que en el Mundial de Corea y Japón (2002) mi madre veía la los partidos en la única televisión que teníamos en mi casa, que estaba en mi habitación. Por la diferencia horaria a mí me tocaba dormir y a ella verlos. Pero llegó un momento en que ella recibía muchas quejas de la escuela porque me estaba durmiendo en las clases. Cuando ella me llamó la atención, tuve que reconocer que en realidad yo estaba viendo los partidos con ella porque las luces de la televisión me despertaban.

Siempre que veía un partido me llamaban la atención esas cuatro personas que dirigían, que eran líderes dentro de un grupo de tantos jugadores. Personas que impartían la justicia, que estaban ahí para llevar el control del juego. Es como un proceso sistemático donde todo debe encajar, un engranaje que debe funcionar de manera efectiva.

Me vi involucrado en muchos deportes, desde natación, atletismo, basquetbol, béisbol, pero nunca, nunca jugué fútbol. Es una de las cosas más notables.

¿Cómo termina arbitrando un deporte que no había practicado?

Gracias al deporte recibí una beca de natación en la Universidad APEC. Es ahí donde Roque García, mi padrino deportivo, se acercó y me dijo “Ray, como siempre estás en los deportes, tengo un curso de arbitraje de fútbol”. Yo veía fútbol, me gustaba… Era la forma más efectiva de cumplir un sueño, siendo árbitro en un deporte que nunca pude practicar.

Me acerqué a la Federación Dominicana de Fútbol y recibí mi primer curso de iniciación para árbitros, que fue en el 2011-2012. Me encantó. Tuvimos la dicha de obtener la calificación número 1 y ser invitados a Panamá. Allí realizamos un curso de árbitros jóvenes en proyección y eso fue lo que me terminó de enamorar de la disciplina del arbitraje de fútbol. Ahí fue que me decidí a caerle atrás a mis sueños.

Diez años después de ese primer curso en la Federación Dominicana, va a participar en un Mundial. ¿Qué mensaje puede enviar a las personas que están empezando en un deporte o actividad tan nueva como, en su caso, era el fútbol entonces?

El mensaje es que no todos los chinos saben karate. Cuando escuchen que no pueden, porque no tienen tradición, cultura, porque la República Dominicana es un país de beisbolistas, digan que no. Dominicana es un país de beisbolistas, de atletas y ahora de árbitros. Tengo bastante experiencia con comentarios de ese tipo. Pude haberme retirado en momentos en que mis compañeros, por el hecho de no tener un pasado en el fútbol, me decían que no iba a llegar. Eso, en vez de derrumbarme, me motivó. Y como tengo un espíritu bastante competitivo, fue un reto que tuve que vencer.

Es una historia bastante interesante, porque tres meses antes de saber que iba a ser seleccionado para el Mundial, estuve a punto de retirarme. Es algo que siempre voy a tener presente.

Fotografìa Raymundo Feliz
Fotografía: Félix Hirujo

¿Qué ocurrió?

Fue un cúmulo de factores. Estábamos saliendo de la pandemia, que fue bastante dura. También había algunas situaciones en mi entorno que me alejaban poco a poco del arbitraje. Llegó un momento donde toqué fondo. Recuerdo como si fuera hoy que estuve a punto de entrar por una puerta para informar a mis directores de que me retiraba. Pero un asesor, Roberto Moreno, de Panamá, me vio y se sentó a hablar conmigo porque detectó que había algo que yo iba a hacer. Su comentario fue: “trata, por favor, de aguantar 6 o 7 meses”. 3 meses después fui bendecido con la noticia de ir al Mundial.

Estuve totalmente decidido a dejarlo. Creo que si habría venido otra persona no la hubiese hecho caso. Roberto es alguien que sigo desde que empecé. Es un árbitro mundialista, digno de admiración, y creo que por el respeto y por la confianza que él me tiene y nos tenemos, decidí seguir su consejo. Gracias a él y gracias a Dios estoy aquí, bendecido.

Volviendo a Qatar. ¿Cuándo les asignan sus primeros partidos?

Todo eso nos lo informan allá. Según mi experiencia, en el Mundial sub 20 de Polonia, al llegar te daban los calendarios de actividades y entonces, antes de la fecha exacta para los partidos, nos iban designando a cada uno de los árbitros. Se hace así para cuidar la integridad del juego y sobre todo, la confidencialidad.

Una vez les asignan un partido, ¿en qué aspectos se fijan para prepararlo?

Estudiamos la cultura, la religión, cómo se manejan cada jugador, si hay alguna historia de rivalidad entre ellos… Eso nos ayuda a saber cómo gestionar el partido. Debemos convertirnos en psicólogos. La planificación va desde el día cero en que te dicen qué partido te toca. Fácilmente te lo avisan 5 o 6 días antes. Entonces comienzas a prepararte, viendo partidos anteriores, quiénes suben, quiénes bajan, quiénes tienen amonestación… Por ejemplo, sabemos que un jugador con amonestaciones se va a cuidar más, y también que sus contrincantes lo van a provocar. Es ahí donde nosotros comenzamos a preparar el manejo de conflicto, con el objetivo de evitar que se de.

¿Sabe ya con qué árbitros va a trabajar?

Sí. A la hora de ser elegidos ya tenemos nuestro equipo. Voy con Walter López y Said Martínez, ambos hondureños.

¿Cuál es el criterio para que los árbitros avancen en el torneo y puedan pitar en la fase final?

Al igual que en las competiciones locales y de CONCACAF, cada decisión que tomamos se va a evaluar, determinando si fue correcta o incorrecta, difícil o fácil. Se va guardando un récord de todas las evaluaciones. También influyen otros factores como el desempeño fuera y dentro de la cancha. Todo eso lo manejan los asesores y el cuerpo administrativo.

«El jugador es como un cliente»

Junto a su vertiente puramente deportiva, el arbitraje exige habilidades muy presentes en otros ámbitos, como por ejemplo un negocio. Gestión de errores, trabajo en equipo, comunicación interna y externa, toma de decisiones, manejo de la presión… Desde su trayectoria como colegiado, su experiencia en el ámbito de la empresa privada y su formación en mercadeo, Raymundo Feliz nos desgrana en esta segunda parte de la conversación con revista Mercado cómo encara esos detalles que van más allá del juego y del propio reglamento.

Nos hablaba de ese niño que veía partidos por la noche, en el Mundial de Corea y Japón, y que se fijó en esas cuatro figuras que impartían justicia. Ahora que es una de ellas, ¿qué es lo que más le engancha del arbitraje?

Como sucede con cualquier niño, cuando haces algo que te apasiona nunca lo vas a ver como un trabajo. Sobre todo, estás en un evento donde tienes que ser muy, muy diplomático con los jugadores. Tienes que manejar muchos conflictos, tratar de que las situaciones se gestionen de la manera más efectiva y sobre todo, llevar la batuta a la hora de tomar una decisión de manera salomónica, donde la justicia impere por encima de todo.

Esa toma de decisiones en un tiempo tan limitado, con la presión de los jugadores, el ambiente… ¿Es lo más difícil de su labor?

Hay muchos factores complicados. Por ejemplo, tratar de hacerse de la buena vibra de un jugador, llegar a él de una manera amigable para tener su confianza a la hora tomar las decisiones. Pero una de las cosas más difíciles del arbitraje de fútbol es que quizás te pases el partido completo corriendo, haciendo sprints de 25-27 km/h; lleves de 9 a 12 km recorridos y, en un momento decisivo, tengas que llegar a la jugada, tomar una decisión y, sobre todo, que esa decisión se vea sobria. Con la falta de oxigenación que lleva el cerebro en un partido adulto es una de las cosas más complicadas que podemos experimentar.

El árbitro aparece muchas veces como el villano, cuando en realidad vela por la armonía entre los dos equipos. ¿Cómo se prepara para asumir esas decisiones que debe tomar?

Varias veces fui el villano. De hecho, recuerdo que en mi primer partido internacional fui el peor árbitro. Llegué con una experiencia de 4 o 5 partidos, cuando el siguiente que menos tenía rondaba los 60-70. Pero esos comentarios no me tumbaron. Fue una motivación más para ver mis debilidades, mis oportunidades y las amenazas en el entorno. Me tocaba a mí tratar de modificar esas debilidades y convertirlas en fortalezas, y eso fue lo que hice.

Tomé algunos cursos de preparación. La Federación se encargó de ir preparándome constantemente. Eran cursos, periódicos, presentaciones en el «Proyecto Gol», que es ahora mismo el Centro de Alto Rendimiento en San Cristóbal. Teníamos que ver video test, análisis de jugadas, entrábamos al campo, entrenábamos intensamente el ámbito físico… Ellos iban viendo tu evolución y te iban entregando partidos que fueran cada vez un poquito más demandantes. Así uno va recibiendo esa experiencia que le hace entender el fútbol y dirigir de manera correcta.

¿Recuerda algún momento en el que tomó una decisión que sintió que no era correcta? ¿Cómo se gestiona el error en una situación así?

Entra en juego la capacidad de analítica del árbitro y, sobre todo, la psiquis, para asimilar ese error y motivarse a dar el plus en ese tipo de situaciones. Recuerdo que fue en un partido de semifinales. Tomé una decisión que fue claramente un error y una falta de concentración. Gracias a Dios, ese error no representó la eliminación del equipo pero escuchar a los fanáticos, a los jugadores, a personas que tú pensabas que te respetaban, o que realmente te respetan, pero que te hablan, te gritan e incluso te insultan es algo que choca bastante. Ese es el momento en el cual un árbitro se diferencia del resto, en la manera en que asimilas la situación y te motivas a darle todo por el todo. Creo que los árbitros nos hacemos de fuerza y de experiencia cuando cometemos errores y, como todo humano, tenemos que vencerlos.

Y en el caso de que alguno de sus compañeros del equipo arbitral cometa un error, ¿cómo es la comunicación interna?

Va a depender de con quién estés arbitrando. Gracias a Dios, los compañeros que tuve aquel día me motivaron bastante, me alentaron. Por eso siempre digo que me lleno de energía cuando estoy con los compañeros trabajando, porque sé que ellos me van a apoyar, así como yo los apoyo.

También hay elementos externos como las redes sociales o la prensa. ¿Cómo tiene que manejarlos un árbitro?

En un tema muy delicado, incluso tengo compañeros que deciden no tener redes sociales. Creo que es una herramienta que, si la sabes utilizar bien, te puede ayudar tanto a ti como como la sociedad. Yo utilizo mis redes sociales para demostrarle a la juventud que viene creciendo que sí se puede. Si yo no fui nunca un jugador y he logrado llegar hasta donde estoy, por qué no compartir esa historia con las personas y la sociedad dominicana. Pero debemos tratar de ser profesionales siempre, en las redes sociales y fuera de ellas. Hay que mantener la sobriedad, sin olvidar que somos humanos, que disfrutamos y a la vez lloramos. Al responder cualquier tipo de comentario, hay que hacerlo con altura, sin salirse de la profesionalidad.

¿Cómo fue compaginar el arbitraje con su preparación como licenciado en mercadeo ?

Fue bastante complicado. Es difícil en este país hacer las dos cosas a la vez, porque como licenciado en mercadeo tienes que inclinarte hacia el lado privado. Y al viajar demasiado, contratarte se convierte en tedioso para algunas empresas. Pero el poco de experiencia que adquirí me ha ayudado bastante. El árbitro es una persona que va a evitar situaciones, evitar conflictos. Y si uno de esos conflictos se presenta, debe estar ahí para hacer resolverlo. El mercadeo me ha ayudado bastante a entender al jugador, su personalidad… Es como un cliente. Los clientes tienen diferentes gustos, maneras de actuar, y yo tengo que detectar eso en cada futbolista para saber a quién abordar, cómo y cuándo.

¿Le falta marketing al arbitraje?

Muy buena pregunta. Yo creo que sí. El arbitraje es algo muy explotable. Recuerda que pueden comenzar una Liga 20 equipos, pero al final van a terminar dos. Si eliges un equipo que se queda en el camino, tu marca no va a ser vista. Sin embargo, el arbitraje siempre va a estar ahí. Lo que sí debemos considerar es que el arbitraje debe ser representado por marcas que sean dignas de un árbitro, cuidándose de algunas marcas atípicas o divorciadas de nuestro trabajo. Pero los árbitros somos entes de justicia, y podemos ser imagen para campañas o proyectos que puedan motivar a la sociedad a desarrollarse, a crecer.

¿Y a la hora de vender el propio oficio del árbitro?

Cada vez que hablo con niños, sobre todo jugadores que vienen a ver los juegos de la Liga,  les digo que es bueno saber del arbitraje. Tú te puedes lesionar un día y dejar de ser jugador, pero tienes la oportunidad de cumplir tus sueños, de ir a un Mundial o a unos Juegos, de otra manera. Hay muchas formas de ir a China. Si adquieres conocimientos de varias disciplinas, de varios departamentos dentro del arbitraje, quizá tus sueños pueden ser cumplidos de otra manera. Eso es lo que siempre les digo, que traten de aprender, que el arbitraje es una herramienta bonita. Además, si como jugador aprendes cómo se arbitra, sabes cómo piensa un árbitro y qué tipo de táctica utilizar. Eso nos pone el trabajo un poquito más difícil y es lo que nos gusta, porque así nos desarrollamos mucho más.

No nos queda más que agradecerle esta conversación con revista Mercado y desearle todo el éxito en Qatar.

Para mí es un honor. Como les dije, es una revista que sigo desde antaño. Quiero dejarle saber al país que sé la responsabilidad que tengo. Mi meta es que Dominicana salga victoriosa de este evento, que digan que hay un dominicano que tiene calidad y tiene futuro.

Por Gabriel Rico y Borja Santamaría. 

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