Hasta la década de 1990, los aranceles eran la principal fuente de ingresos fiscales del Gobierno dominicano, pero el ITBIS lo ha desplazado.
El primero de marzo de 2007 República Dominicana se anotó al Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana. Aunque en sus siglas en inglés, DR-Cafta, el país va primero, lo cierto es que llegó de último a rubricar un acuerdo ya redactado, porque quedarse fuera hubiera sido problemático para los parques y empresas de zonas francas.
En ese sentido, República Dominicana se comprometió a desgravar diversos productos agropecuarios en partidas asumidas para los próximos años.
Al llegar 2020, muchos productos agrícolas y agroindustriales que se cultivan y se elaboran en el territorio local entran por las aduanas libres de aranceles desde Estados Unidos y Centroamérica por el DR-Cafta.
Por ejemplo, 140 líneas arancelarias alcanzan el libre comercio justamente este año. Esas categorías son derivados de rubros como cebolla, ajo, queso cheddar, maíz, embutidos, carne de res, cortes de cerdo, yuca, batata, bananos, habichuelas y harina de trigo.
Este proceso continua hasta 2025. Precisamente ese año rubros como el arroz y el pollo, los subsectores más estratégicos de la agropecuaria dominicana, entrarán al país con tasa cero desde Estados Unidos o cualquiera de los centroamericanos integrados al bloque comercial, como Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala. Se recuerda que Panamá se vincula comercialmente a República Dominicana por medio de un acuerdo de alcance parcial, en vigencia desde 1985.
Es un reto que tienen de frente los productores dominicanos de esos rubros, que verán entrar a su territorio desde otras naciones esos bienes alimenticios sin pagar impuestos o aranceles.
Pero, en teoría, los consumidores obtendrían mejores opciones de precios. Los tratados de libre comercio presentan el dilema de la agilización del mercado, ante la destrucción de empleos a corto plazo.
Un calendario de desgravaciones arancelarias que se veía lejano en 2007, se está cumpliendo de manera precisa y puntual. Los productores dominicanos tienen que adaptarse a la competencia internacional o quebrar.
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