Cumplir con las responsabilidades financieras usualmente es estresante para la mayoría de personas, sin embargo, no es una actividad complicada puesto a que solo es necesario una buena planificación.
En ocasiones, a causa de un pobre manejo de recursos, para cubrir los gastos fijos se recurre a usar ahorros dispuestos para otros fines. Este tipo de situaciones pueden prevenirse llevando a cabo una agenda más organizada de prioridades monetarias.
Reconoce y anota cuáles son tus objetivos: ¿por qué te levantas de la cama todos los días? ¿por qué quieres cumplir en el trabajo? Se trata de no perder de vista aquello que te mueve a diario, tu esencia, la gasolina que impulsa tu motor.
Da el primer paso y elabora un presupuesto realista, con espacios en blanco como fondo de emergencia. De esta forma, es posible ver com mayor claridad hacia dónde se dirige tu dinero, mientras apartas aquella cantidad intocable.
Si, es necesario mantener cierta flexibilidad en el presupuesto, pues nunca se sabe cuándo se presente una emergencia; igualmente, eliminar ciertos gastos pequeños –es decir, caprichos– pueden llevar a inflar la alcancía.
Tomar decisiones correctas al momento de pagar pendientes es crucial, tomar pasos para deshacerte sanamente de las deudas es una forma de mantenerse firme y motivado ante las metas pautadas anteriormente.
Al finalizar cada mes, toma un papel y anota –acorde al presupuesto– el progreso. Haz preguntas necesarias, recordando ser brutalmente honesto en las respuestas.
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