Imagine lo siguiente: usted aún trabaja desde casa y tiene bastante espacio libre para que otras personas también ‘instalen’ una oficina temporal o tengan reuniones. Suena bien, solo que en lugar de ofrecer cualquier espacio libre de costo, establece ‘planes’ o tarifas fijas según las horas que necesiten hacer uso de su hogar como una oficina.
La idea suena arriesgada tomando en cuenta la nueva variante de coronavirus que es más contagiosa, pero los expertos ya trabajan en una vacuna específica para ómicron, además de que no hay mucho por lo cual preocuparse si dentro de las reglas del co-work se incluyen medidas para evitar el contagio como un esquema de vacunación completo y uso de mascarilla.
Es en tiempos difíciles donde cada uno debe recurrir a alternativas que antes tal vez no consideraría. La crisis por el covid-19 no solo afectó el sistema sanitario ni la economía de los países, sino que también influyó de forma negativa en las finanzas personales de la mayoría de la población a nivel mundial.
Una oficina en su hogar no se trata de equiparla con computadoras de último modelo o sillones de primera clase. Se trata de preparar lo básico que pudieran necesitar, ofrecer cierta comodidad, al igual que un buen precio (por debajo de la media de otros co-work con amenidades que seguramente no utilizarán).
La principal ventaja es la elevada rentabilidad del ‘negocio’, mientras mejor ubicada se encuentre su vivienda, habrán más personas interesadas en adquirir un plan.
(pfm)
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