Los efectos negativos resultantes de la pandemia del COVID-19 han sido muchos. Sin embargo, como toda crisis, los aprendizajes también toman protagonismo en forma de lecciones. Lo importante es descubrirlas, y aprenderlas.
Para cada aspecto de la sociedad, el impacto económico ha sido el más preponderante, logrando sacar en muchos el lado creativo y de supervivencia. En estas circunstancias, lo más importante es tener claro qué tan preparados estamos para quedarnos en casa, y en muchos casos, sin empleo.
Empresas y hogares han sido azotados, todos nos hemos visto obligados a cambiar los hábitos financieros y afrontar de forma responsable las situaciones que se han presentado.
En momentos de reinventarse, aquí te compartimos algunas de las lecciones aprendidas en un año de confinamiento.
Los ahorros se han convertido en la columna vertebral para la supervivencia de personas y/o empresas en momentos de crisis, por lo que este hábito ha sido definitivo para toda la poblaciòn que tuvo que permanecer en casa, muchas veces sin ingresos. A partir de esta experiencia, poseer un fondo para emergencias ahora es una prioridad, ya sea para subsistir o bien para reinventarse.
Muchas empresas pudieron mantener sus puertas abiertas gracias al teletrabajo, los correos electrónicos y videollamadas se convirtieron en aliados, y para los emprendedores muchas veces representó un alivio continuar sus labores. Aunque inició por motivos de la pandemia, la verdad es que actualmente se ha convertido en una tendencia en crecimiento, permitiendo que empleados públicos y privados puedan ahorrar dinero al no tener que trasladarse diariamente a sus trabajos.
El efectivo nunca pasa de moda, y en momentos de crisis, limitaciones y pocas oportunidades, la posesión de dinero físico representa una excelente oportunidad de mantener la estabilidad en cualquier aspecto, sobre todo para conservar el crédito financiero y no usar las tarjetas de crédito a menos que sea estrictamente necesario.
Priorizar los gastos y destinarlos solamente a lo necesario es una tarea difìcil para muchos, sin embargo, durante la cuarentena, esta opción se convirtió en obligación, por lo que aprendimos a medirnos y ser cautelosos para comprar lo necesario.
Definitivamente las prioridades cambiaron, y la mentalidad de muchas personas ahora es cumplir un objetivo clave: comprar su vivienda. La inestabilidad del empleo, la baja en las entradas económicas hizo que muchos enfrentaran serias dificultades para pagar mensualmente sus alquileres, por lo que la corriente después de la cuarentena es invertir en adquirir ese bien que representa estabilidad.
En el tiempo que ha durado la pandemia, todos hemos sentido miedo e incertidumbre, pero nos estamos recuperando poco a poco y a paso firme. Pero es importante que las lecciones que nos ha dejado sean tomadas en cuenta, para que nunca otras crisis sanitarias, económicas o sociales nos tomen desapercibidos.
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