Cada día el proceso de reclutamiento laboral es más exigente, riguroso y por supuesto minucioso, pues ya no solo basta impresionar con una buena presentación física, ni tampoco tener los conocimientos y prácticas para ocupar el puesto, la selección va más allá de un perfil atractivo.
Desde conocer la capacidad de trabajo en equipo del solicitante, hasta indagar en los niveles de productividad que suele tener, son solo algunas de las preguntas que regularmente surgen durante una entrevista. Estas algunas de las cualidades más comunes que buscan las empresas en la actualidad.
El aspirante debe poseer la habilidad de analizar y comprender las informaciones que debe manejar diariamente. Esto contribuirá a que la empresa pueda estar a la vanguardia con sugerencias y opiniones que ayuden a la institución a tomar las mejores decisiones.
Este es un concepto nuevo y cada vez más usado por las instituciones, pues ofrece un balance entre las emociones de cada persona y la correcta gestión de los procesos para obtener el éxito en todos los niveles.
Una persona con capacidad para adaptarse a las nuevas tecnologías, siempre será bienvenido en cualquier institución, puesto que vivimos en la era tecnológica, lo que permite a las empresas poder llegar a posibles clientes y/o inversionistas, al alcance de un clic con las páginas web y redes sociales.
Ser capaz de socializar y trabajar con otras personas no es una capacidad que todos tengan, por esto, se ha convertido en un valor muy valorado por las empresas, quienes necesitan mayor rapidez y eficacia en cada uno de los procesos, lo que se logra compartiendo las responsabilidades.
Los reclutadores se fijan en perfiles con suficiente ingenio para tolerar el estrés sin abatirse, ni bloquearse, sino que puedan alcanzar sus objetivos a pesar de las adversidades que se les presenten.
Las buenas relaciones con potenciales clientes internacionales son vitales para las empresas, es por esto que saber y poder comunicarse en otros idiomas es de suma importancia. El Inglés se ha posicionado como el más universal, lo que convierte a cualquier candidato bilingüe en muy atractivo para cualquier posición.
Un colaborador comprometido con su empresa, se convierte en un embajador de las buenas prácticas, que se empeña en cumplir los objetivos, por lo que se convierte en una cualidad que el empleador valorará.
Poseer una conducta positiva, amigable y con deseos de seguir creciendo, nos ayudará a adaptarnos frente a cualquier dilema que se presente.
Siempre hay que pensar más allá de la formación y experiencia, que, aunque son de suma importancia, pasan a segundo plano en el momento de selección. Lo importante es disponer de estas características que nos ayudará a mejorar profesionalmente y conseguir el puesto que deseamos.
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