Conseguir vuelos más sostenibles es uno de los grandes retos en el ámbito de la sostenibilidad. Volar se ha convertido en una actividad clave para la economía y el estilo de vida en todo el planeta, pero sus consecuencias son especialmente dañinas para el planeta. Se calcula que la aviación genera alrededor del 2.8 % de las emisiones mundiales de CO2. Por ello, se trabaja a marchas forzadas para conseguir un combustible menos contaminante, con el objetivo de emisiones cero en el horizonte. El hidrógeno verde es la gran esperanza.
Airbus lidera la apuesta
Airbus es uno de los líderes en esta apuesta por un combustible que aspira a teñir de verde el futuro de la aviación. A través de su proyecto ZEROe, la compañía tiene 2035 como fecha subrayada para conseguir un avión comercial de emisiones cero.
En ese camino, presentó hace dos años tres prototipos ZEROe que serían propulsados por hidrógeno limpio. El más rupturista es el avión de «cuerpo de ala mixta», en el que las alas están fusionadas con el cuerpo de la nave. Los otros dos parten de diseños ya existentes.
Ya en 2022, Airbus modificó uno de sus aviones de pasajeros A380 para testar la tecnología con hidrógeno limpio. Una suerte de laboratorio volador que servirá para realizar pruebas sobre el terreno. Sus primeros vuelos tendrán lugar en 2026. Glenn Llewellyn, vicepresidente Zero Emission Aircraft de Airbus, explicó algunos detalles: «Nuestra ambición es tomar el A380 y agregar un trozo entre las puertas traseras en el nivel superior, que tendrá al final una turbina de gas impulsada por hidrógeno«.
La convicción de Airbus en que el hidrógeno limpio marcará el futuro de la aviación es decidida. Así, la compañía francesa se unió al mayor fondo de inversión en este combustible, dirigido por Hy24. «Esto demuestra nuestro rol activo en la inversión en infraestructuras para la producción, almacenamiento y distribución de hidrógeno limpio por todo el mundo», apuntó Karine Guenan, vicepresidenta de ZEROe Ecosystem de Airbus. Según New Private Markets, la cantidad aportada por Airbus fue €1.5 mil millones.
Las claves del hidrógeno verde
Tal y como explica la agencia EFE, el hidrógeno es el elemento químico más simple y abundante del universo. Se encuentra en forma de gas y es incoloro, inodoro y no tóxico, pero a diferencia de los combustibles fósiles -carbón, gas natural o petróleo-, no puede ser considerado como fuente primaria de energía, sino como un vector o un medio para transportarla.
Historia y demanda
Registrado por primera vez siglo XVI por el alquimista Paracelso, ya en el siglo XIX se utilizó hidrógeno en coches, dirigibles y naves espaciales. Desde hace décadas se emplea en el refinado de petróleo, la fabricación de acero, la producción de amoniaco y vidrio, así como en la industria alimentaria y en la farmacéutica.
‘Greenflation’, la peligrosa paradoja que amenaza las energías verdes
Actualmente, la demanda de hidrógeno es de 70 millones de toneladas anuales, el triple que en 1975. Prácticamente en su totalidad se produce a partir de hidrocarburos como el gas natural (un 6 % del global) y el carbón (2 %). Así, es responsable de más del 2% de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Ventajas e inconvenientes
A diferencia del azul o gris, que se obtiene del gas natural; el negro o marrón, del carbón, o el rosa, de la energía nuclear, el hidrógeno verde es una energía 100 % limpia. Para obtenerlo, es necesario separarlo del oxígeno del agua, a través de la electrólisis. Otra de sus ventajas es, además, que permite su almacenamiento y transporte en grandes cantidades.
Sin embargo, como detalla EFE, el coste del hidrógeno verde es 2.5 veces más elevado que el gris. Los más optimistas creen que en diez años su precio podría ser competitivo. Además, para producir hidrógeno se necesita un mayor consumo de energía que para otros combustibles. También requiere mayores controles de seguridad, ya que es un gas volátil e inflamable.
Adaptación de aeropuertos
Pero el precio, el consumo de energía y la seguridad no son los único retos que el sector de la aviación debe enfrentar para pasarse al hidrógeno verde. Entre los más importantes, destaca la necesidad de adaptar los aeropuertos para aumentar su capacidad de almacenamiento y repostaje. La inversión en infraestructura debería ser muy elevada, ya que el sistema requerirá que se pueda producir combustible en el propio aeropuerto.
Todo con el objetivo de alcanzar la meta de emisiones cero. «Creo firmemente que el hidrógeno tiene el potencial de reducir significativamente el impacto climático de la aviación”, asegura Guillaume Faury, director ejecutivo de Airbus.
Por Borja Santamaría.
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