Imaginen la cantidad de ideas que pueden viajar por la mente mientras se prepara un Ironman. La prueba final consiste en 2.86 km. de natación, 18 km. en bicicleta y 42.2 km. corriendo. Los entrenamientos, por tanto, son una ventana gigante para que la mente reflexione, imagine, sueñe, o visualice triunfos y proyectos innovadores. Allá por 2017 y 2018, una idea visitaba con insistencia la mente de Eduardo della Maggiora durante sus entrenamientos. Un proyecto innovador que, poco a poco, fue ganando terreno en su cabeza hasta que se convirtió en un emprendimiento. 5 años después de aquellas sesiones de esfuerzo físico, la chilena Betterfly es el primer unicornio social de América Latina. Su valor ya supera los US$1,000 millones y se ganó por derecho propio la presencia en la lista Top Startups 2022, elaborada por LinkedIn.
«Mientras pedaleaba pensé: ¿cómo todas estas calorías que estoy quemando podrían transformarse en calorías para niños en situación de desnutrición, como los que conocí en el voluntariado que realicé en África? Después de muchos desarrollos de la idea, nace en 2018 el primer prototipo de Betterfly, Burn to Give«. Así describe Della Maggiora a El Espectador el germen del éxito.
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La mecha se encendió hace casi cinco años con vocación de unir salud, ejercicio físico y solidaridad. La aplicación transformaba hábitos saludables en donaciones de alimentos. En 2020, el proyecto cambió el nombre al actual Betterfly, y también el enfoque, más dirigido a corporaciones. «Desarrollamos la primera plataforma de beneficios digital que combina bienestar, protección financiera y propósito social», explica della Maggiora. La startup se dirige a compañías que pueden inscribir a sus trabajadores. Estos, de nuevo a través de sus hábitos saludables y actividad física, pueden acceder a ventajas como protección y educación financiera, seguros de vida, telemedicina, psicología, sesiones de meditación… Y también pueden realizar donaciones. El éxito ha sido rotundo.
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Pedaladas transformadas en un unicornio. Al frente, un CEO que combina una amplia formación, una ADN emprendedor y un espíritu bohemio. Nacido hace 42 años en Santiago de Chile, Della Maggiora se graduó en 2004 como Ingeniero en Tecnologías de la Información en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Desarrolló el inicio de su trayectoria profesional en JP Morgan. Arrancó como analista de inversión en Santiago, pero pronto dio el salto a Wall Street, desde donde terminó dirigiendo a los asociados y analistas del banco para América Latina.
En 2011, en plena cresta de la ola, un golpe vital cambió su forma de entender la vida. Su madre fue diagnosticada de leucemia. Della Maggiora no lo dudó, y se trasladó a Chile unos meses. «Fue uno de los momentos más tristes de mi vida, pero también de los más reveladores«, explica. Un periodo de reflexión en el que comenzó a percibir la existencia como algo frágil, volátil, que cambia en un segundo. «Me llevó a pensar que mi vida tenía un propósito y ese era poder impactar positivamente en la de los demás«.
Ya de vuelta en Nueva York, en 2013, decidió cambiar su vida para siempre. Dejó los parqués para sumergirse en el voluntariado. Viajó a Moshi, en plena región del Kilimanjaro (Tanzania), donde se dedicó a enseñar inglés y matemáticas en una escuela primaria. También creó una ONG para facilitar microcréditos. Fue su contacto directo con los problemas que sufre el continente, especialmente la desnutrición. Una de las semillas de Betterfly.
De vuelta a Chile, en 2014, comenzó su etapa como emprendedor. En el periodo que va desde su regreso hasta el nacimiento de Burn to Give, Della Maggiora lanzó dos destacadas iniciativas:
Paralelamente, Della Maggiora se calzó las tennis y comenzó a entrenar. En 2015, compitió en el Ironman de Kona, Hawái. Un año después, se proclamó subcampeón del mundo de la modalidad Ironamn 70.3, o Medio Ironman, en Australia. En noviembre de 2016, terminó tercero el Ironman de Panama City, ganando su categoría. De nuevo en Hawái, en 2018, fue el segundo mejor latinoamericano y firmó el mejor registro chileno de la historia de su categoría.
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Un desempeño fulgurante durante el cual se gestó el primer unicornio social de América Latina. «Betterfly nació de la pregunta, ¿si hoy fuera el último día de mi vida, como la mediría? «, detalla «Eso me lleva a disfrutar lo que estoy haciendo, a vivir cada día como si fuera el último».
La startup vivió en 2022 un año de explosión. Febrero fue el mes clave, con la captación de US$125 millones durante una ronda de inversión. Con esa inyección de capital, Betterfly se convertía en un unicornio. «Todavía nos queda mucho por hacer, mucho por crecer», afirma Della Maggiora. «Hemos construido un modelo con unit económicos sólidos que nos permitirán ser sostenibles en el largo plazo. Estamos en eso. Consolidándonos, buscando nuevos productos y servicios para ofrecer y nuevos mercados donde ingresar». En definitiva, una startup que, como su CEO y creador, no deja de correr.
Borja Santamaría
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