El gobierno estadounidense no está en condiciones en este momento de enviar vacunas sobrantes fuera del país, al menos eso afirmó Joe Biden, primer mandatario de los Estados Unidos días antes de demostrar lo contrario.
Tras una fuerte presión social, Biden se vio en la obligación de compartir hasta 60 millones de dosis de la vacuna anticovid del laboratorio AstraZeneca, pues mientras la nación americana retenía las inoculaciones, cientos de países presentaban un aumento considerable de contagios.
Resulta ligeramente irónico que la decisión inicial haya sido limitar la exportación de la inyección AstraZeneca puesto a que aún no está aprobado su uso en EE.UU. por la Administración de Drogas y Alimentos –FDA, por sus siglas en inglés–; previo a iniciar el proceso de envíos fuera del país, las autoridades enviarán la vacuna una vez más a revisiones de seguridad federales.
A principios de abril la Casa Blanca llegó a acuerdos con México y Canadá y para enviarles un total de 4 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford; por otro lado, Canadá ha recibido cierta ayuda de su país vecino, sin embargo, Biden espera hacerlo más.
La crisis en India cambió el panorama, ahora el foco volvió a estar en los Estados Unidos de forma dramática e incómoda, según afirma Stephen Morrison, director del Centro de Políticas de Salud Global del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales
Aquellos países latinoamericanos que han firmado contratos con el laboratorio AstraZeneca, se nutren grandemente de esta noticia otorgada por los Estados Unidos, pues la donación de millones de vacunas distribuidas equitativamente en la región sería la solución óptima, sin embargo, el hecho de ser «equitativo» o «igualitario» es producto de la imaginación; está muy lejos de la realidad.
Washington ya ha programado el envío de 2,5 millones del suero de AstraZeneca a México, con la llegada del lote, el país fronterizo será capaz de agilizar el proceso con el fin de ralentizar los decesos y casos positivos del contagioso virus SARS-CoV-2.
Hasta la fecha, en la nación mexicana han fallecido 215,918 individuos a raíz de la nueva enfermedad, siendo así el tercer país del mundo con más vidas cobradas desde el inicio de la pandemia. Los datos reales pueden ser mayores, pues el propio Gobierno reconoció que las muertes asociadas a covid-19 son un estimado de poco más 332.500 tras un análisis de actas de defunción.
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.
