Los endeudamientos son peligrosos, carecer de buenas estrategias para mantener a flote la economía personal afecta gravemente a la persona, sin embargo, cuando se trata de una compañía multimillonaria como Evergrande… las consecuencias pueden ser desastrosas para el mundo completo. El fundador de esa inmobiliaria china, Xu Jiayin, promete que pronto saldrá de su momento más oscuro, pero ¿qué cualidades del magnate garantiza el cumplimiento de la promesa?
Mientras todo se desploma y menos personas ponen su fe en la resistencia de Evergrande, Jiayin sigue de pie apostando una vez más por sus habilidades, al igual que las de su amplio equipo de más de 200,000 personas. Lo cual supone un buen indicio por parte del magnate.
En 2017, a sus 62 años, el chino se convirtió en el hombre más rico de su nación, desplazando al ‘intocable’ Jack Ma, fundador del comercio electrónico Alibaba; gracias al auge de su empresa, en ese entonces Forbes calculaba su fortuna en US$ 45,000 millones.
Jiayin no anticipaba un acontecimiento de tal magnitud, pero cerca de la cima se encuentra el abismo y si no se escala con los pies bien anclados en la tierra, anticipar el peligro sería casi imposible.
Oriundo de una pequeña aldea de Henan, el magnate perdió a su madre pocos meses tras su nacimiento, por lo cual su abuela paterna se hizo cargo de su ciudad primario cuando el padre logró emplearse en un almacén. Luego su infancia se trató de vestimenta y una dieta humilde: «Quería marcharme del campo en cuanto fuera posible, encontrar trabajo en la ciudad y poder comer mejor», afirma.
Finalmente Xu logró lo que siempre había soñado. Estudió Metalurgia, consiguió un empleo bueno y estable durante los años marcados del posmaoísmo y en 1996, con una gran sed de éxito imposible de saciar, fundó Evergrande.
Sus precios fueron modestos, en áreas que demandaban ofertas accesibles, sin embargo, detectó el potencial de transformación de sus promociones (que se vendían como pan caliente) en una China donde ser propietario de un inmobiliario era indispensable para casarse, al menos para los hombres. Así se expandió la empresa, la misma que hoy cuenta con sucursales en 240 ciudades del territorio chino y enfrenta una grave crisis.
Xu también ha sabido beneficiarse de sus conexiones políticas: formaba parte del Congreso del Partido Comunista por el cual se postuló Xi Jinping y también era bastante cercano al vicepresidente de China en los primeros años del siglo XXI, Zheng Qinghong.
La semana pasada, Evergrande hizo el anuncio de que no será capaz de cumplir con sus obligaciones de pago de deuda. El final para los acreedores justo ha llegado previo a la reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos esta semana.
Los pagos de intereses de dos bonos de Evergrande vencen el jueves, una prueba clave para determinar si la compañía continuará cumpliendo con las obligaciones con los tenedores de deuda, incluso si se atrasa en los pagos a bancos, proveedores y tenedores de productos de inversión en territorio chino.
La angustia por el desarrollador más endeudado del mundo se está extendiendo, además, porque los principales responsables políticos chinos han guardado silencio sobre si el gobierno intervendrá para evitar un colapso desordenado.
Debido a las repercusiones de los problemas de la empresa de bienes raíces, los mercados accionarios estadounidenses arrancaron la semana con fuertes caídas. Las operaciones del Promedio Industrial Dow Jones ha perdido un 1.49 por ciento, a 34 mil 69.40 puntos. El S&P 500 ha caído un 1.31 por ciento, a 34 mil 69.40 unidades y el Nasdaq Composite ha retrocedido un 1.50 por ciento, a 14 mil 814.70 unidades. (pfm)
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