El ruedo de la política dominicana

Por revistamercado | noviembre 17, 2019

EL PROCESO político que ha vivido República Dominicana en este año se cimentó en la Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos (33-18), que dispuso que “los partidos que decidan hacer primarias” para la escogencia de los candidatos a cargos de elección popular, “las celebrarán de forma simultánea” y la Junta Central Electoral es la encargada de su organización.

Por las primarias optaron los dos partidos mayoritarios: el de la Liberación Dominicana y el Revolucionario Moderno. Y esas primarias marcaron un nuevo punto de partida en la política dominicana, de profundos debates sobre la viabilidad de la reelección, de desafíos organizativos para la JCE y de radicales realineamientos en los partidos.

En el primer caso terminó sacrificando su aspiración personal el propio presidente de la República; el segundo dejó serias inquietudes sobre el profesionalismo de la Junta, y del tercero quedaron signos de graves fisuras en uno y de unión en otro.

La automatización de las elecciones, con la ventaja del voto electrónico y la rapidez de un escrutinio computarizado se sembraron desde un comienzo de la campaña como las novedades que cambiarían el entorno electoral, llevando al país, en teoría, al escenario de un notable avance en materia de eventos electorales.

Es una tecnología que, explicó la JCE, reduce el tiempo del proceso de voto en 60 segundos. “El sistema es simple e intuitivo, no puede ser hackeado y a partir de sus resultados podrá sustentarse en las venideras elecciones del año 2020”, decía su presidente Julio César Castaños.

Las dos primarias fueron distintas. Cerrada, la del PRM, con un padrón compuesto por 1,296,483 ciudadanos. Abiertas, las del PLD, con un padrón de 7,422,416 electores.

No fueron las únicas diferencias. El panorama interno era bien diferente. En el PRM no había sorpresa en el nombre del candidato Luis Abinader, con tres años esperando el inicio de campaña, pero con la expectativa de qué tanto electorado movería el ex presidente Hipólito Mejía. “En el PRM habrá una competencia ejemplar, pero nunca división. Y en ese sentido, saludamos las aspiraciones del compañero Hipólito Mejia”, decía Abinader.

En el PLD, más que en las propuestas de los candidatos, el interés inicial se centró en si el presidente Danilo Medina optaría por una segunda reelección lo cual implicaría, jurídicamente, modificar la Constitución y, políticamente, aplazar por otros cuatro años las aspiraciones de quienes soñaban con relevarle en el poder. Ello significaba, además, enfrentarse en las primarias a un rival poderoso: el ex presidente Leonel Fernández, férreo desde meses atrás en su decisión de confrontar en las primarias al “danilismo”.

El ex presidente tomó además la bandera de combatir la reelección y pedir el respeto a la Constitución, y demostró en la calle que aún tenía respaldo para ejercer presión sobre el Congreso .

Pero en las declaraciones de los hombres de mayor confianza de Medina se insinuaba que él se decidiría por la reelección.

También en el entorno empresarial existía la firme creencia de que así lo haría y que desde agosto de 2020 “asistiríamos al tercer período del actual mandatario”.

Poco contribuía Medina a despejar las dudas y la necesidad de que hablara claro se hacía más necesaria a medida que se acercaba la fecha límite para que se llevara al Congreso la modificación de la norma constitucional que obstaculizaba su nueva reelección.

Mientras el país esperaba su pronunciamiento y crecían las especulaciones, ocurrió la llamada del secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo a Medina, el 11 de julio, en la que el tema tratado, según
la Embajada de ese país, fue “la importancia de que todos los actores políticos en la República Dominicana preserven las instituciones democráticas y respeten el Estado de Derecho y la Constitución, particularmente en el período previo a las elecciones del 2020”.

El expresidente Leonel Fernández sostiene que los resultados entregados por la Junta Central Electoral no corresponden a la voluntad popular y que a través de las máquinas de votación se cometió un fraude electoral.

Once días después, el presidente habló recordando que desde el inicio de su segundo período no había mostrado intención de volver a ser candidato y que aunque evaluó “en algunos momentos la posibilidad de optar por un nuevo periodo”, comprendió que “hay normas y principios que trascienden la labor de un hombre o de un gobierno, y es nuestra responsabilidad preservarlos”, en alusión a la Constitución.

Tras ese pronunciamiento, el Gobierno explicó que los precandidatos del danilismo serían medidos por varias encuestas, para que aquel que lograra mayor simpatía electoral se enfrente a Fernández.

El último día de julio, Gionzalo Castillo renunció a su cargo de ministro de Obras Públicas y explicó su rumbo: “dominicanos, les confirmo mi decisión de competir por la candidatura presidencial del Partido de la Liberación Dominicana”, asegurando además, que está “comprometido con la sociedad, con la educación para derrotar a la pobreza”.

LOS GASTOS DE LOS CANDIDATOS

Gonzálo Castillo RD$ 269.7 millones
Leonel Fernández RD$177.3 millones
Luis Abinader RD$ 43.3 millones

 

Los elementos publicitarios volvieron a jugar un rol importante, como en todas las campañas electorales, como medios de posicionamiento de imagen.

En la convención del PLD, del 1 de agosto, la solución que se encontró a la proliferación de precandidatos consistió en que los once postulantes se lanzaran a la precampaña: Leonel Fernández, Gonzalo Castillo, Carlos Amarante Baret, Andrés Navarro, Francisco Domínguez Brito, Temístocles Montás, Maritza Hernández, Melanio Paredes, Radhamés Segura, Manuel Crespo y Reinaldo Pared Pérez.

La campaña dejó en evidencia que Castillo era a quien había escogido la Presidencia de la República para la cita de octubre 6 y la publicidad con su imagen superó, de lejos, a las de la sus contrincantes quienes, salvo Fernaández, se fueron retirando a medida que el panorama les mostraba que no tenían opciones reales.

En 66 días, la publicidad se enfocó en comunicar tres mensajes: el perfil de Castillo como gerente, la innovación en sus propuestas y la asociación de su proyecto con la novedad de la política. La combinación de medios de la campaña de Castillo se destacó por ocupar plataformas tradicionales y digitales.

Y ese día, el proceso electoral tuvo dos caras.

En el PRM, el triunfo claro de Abinader, reconocido inmediatamente por Mejía. En el PLD, emociones a granel: Fernández encabezaba los resultados hasta el boletín 9 de la JCE; en el 10 y 11 pasó Castillo al frente, y cerró la noche con el 48.7 % de los votos. Su rival aseguró que se había desconocido la voluntad popular, que se habían adulterado los resultados y que emprendía la batalla para que se respetara su triunfo.

La JCE decidió hacer el escrutinio manual de los votos del PLD. El 11 de octubre anunció el resultado oficial correspondiente a las 158 juntas electorales del país: Castillo ganó con 911,324 votos, frente a 884,630 de Leonel Fernández, es decir, 26,794 votos de diferencia.

El conteo manual le restó 599 votos a Castillo respecto del automatizado. Y a Fernández le disminuyó 603. Se jugaron cifras millonarias en las primarias.

La regla de juego se basaba en que los aspirantes a la candidatura presidencial debían limitar sus gastos de precampaña a RD$519.4 millones.

De acuerdo con los reportes que presentaron, Castillo recibió aportes por RD$291.5 millones y gastó RD$269.7 millones, en tanto que Fernández registró ingresos por RD$247 millones y gastos de RD$177.3 millones. Por el lado del PRM, los gastos de Abinader ascendieron a RD$43,3 millones, superiores a sus ingresos de RD$35,5 millones.

De hecho, esta presentación de informes de gastos por parte de la JCE constituyó otra novedad del proceso electoral dominciano.

Con el escrutinio manual se marcó el final de las primarias y el inicio de la campaña presidencial 2020. El PLD proclamó el 17 de octubre oficialmente a Castillo, quien en su discurso de juramentación recordaba que “he servido a mi país como empresario y ministro” y profetizaba que “a partir del 2020 lo haré como presidente de la República” .

Pero eso no será tan fácil. Deberá vencer a Abinader, quien buscará canalizar el descontento de quienes piden un cambio en la conducción del Estado y el desgaste del PLD, que en agosto próximo completará 16 años continuos en el poder. Y ambos tendrán que fijar su atención en Leonel Fernández, quien tras una sonora renuncia al máximo cargo del PLD, se lanzó en nombre del PTD, ahora rebautizado como Fuerza del Pueblo.