Los altos funcionarios de Estados Unidos y China tuvieron su primera reunión bajo un tenso ambiente; ambos países intercambiaron espinas sobre las acciones políticas de la otra, evidenciando la creciente enemistad pese a la nueva administración en Washington.
Durante la mayor parte del mandato del ex presidente Donald Trump, la relación se vio fuertemente afectada; el año pasado, Trump culpó publicamente a China por la pandemia, seguido de sanciones económicas y diplomáticas. Sin embargo, Biden busca restablecer los lazos sin bajar la guardia, pues ha denunciado abusos de los derechos humanos, al igual que la represión de libertad de expresión por parte del gobierno chino.
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El secretario de Estado Antony Blinken se reunió, por primera vez cara a cara desde que Biden asumió el poder, con el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, junto al principal diplomático del país, Yang Jiechi, en Anchorage, Alaska.
Blinken externó la preocupación de Washington por los ciberataques a Estados Unidos, su represión económica a los aliados estadounidenses y las acciones de China en Hong Kong, Taiwán y Xinjiang, señalándolas como una grave amenaza a la estabilidad mundial. China, por su parte, contraatacó juzgando el mal trato a los grupos minoritarios y uso de la supremacía financiera de E.E.U.U. para dominar otros países.
Los chinos no aceptarán acusaciones injustificadas tras la administración anterior perjudicar los lazos e intereses entre ambos países hasta un periodo de dificultad sin precedentes.
China no será la primera potencia mundial
Luego, en su primera conferencia de prensa como presidente estadounidense, Biden advirtió no permitirá a China convertirse en el líder, el más rico y más poderoso del mundo; la competencia será difícil, sin embargo, Biden parece querer lograrlo cueste lo que cueste.
Se recuerda que Biden sostuvo una reunión con sus aliados – Australia, India y Japón – en la que discutieron pautas sobre cómo lograrán responsabilizar a China y que este se acate a las reglas.
Actualmente hay un arancel sobre la mayoría de los productos enviados desde China a Estados Unidos; la tasa media es más de seis veces más alta que antes de que comenzara la guerra comercial en 2018, es decir, 19 puntos porcentuales. Hasta la fecha, estos aranceles han costado a los importadores estadounidenses más de $ 82.000 millones de dólares hasta la fecha.
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