Freedom House ha publicado su informe Libertad en el Mundo 2021. Con este informe de carácter anual, la organización no gubernamental ofrece una clasificación de los países más y menos libres del mundo. Según el informe de este año, 2020 fue el 15º año consecutivo de disminución de la libertad a nivel mundial. Ciudadanos de 73 países experimentaron un deterioro de sus derechos políticos y libertades civiles, mientras que sólo los de 28 experimentaron mejoras.
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La República Dominicana es calificada como Parcialmente Libre en el estudio anual de Freedom House sobre derechos políticos y libertades civiles en todo el mundo, con un puntaje de 67 sobre 100. En referencia a la República Dominicana el informe destaca que celebra elecciones regulares “que son relativamente libres, aunque los últimos años se han caracterizado por controversias relacionadas con el marco electoral. La corrupción generalizada socava las instituciones estatales, y la discriminación contra los dominicanos de ascendencia haitiana y los migrantes haitianos, así como contra las personas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero), sigue siendo un problema grave”.
Esta clasificación de los países según su grado de libertad se realiza en base a una puntuación agregada de derechos políticos y de libertades civiles, que determina la condición de libre, parcialmente libre o no libre de cada país o territorio. Freedom House determinó que, en 2020, el 39,5% de la población (83 de los 210 países y territorios evaluados) era libre, el 30% (63 países y territorios) parcialmente libre y el 30,5% (64 países y territorios) vivía sin libertad.
En 2020, según el informe, los países considerados como más libres han sido, por este orden, Suecia, Noruega, Finlandia, Nueva Zelanda, Canadá y Uruguay. Al final de la lista figuran Corea del Norte, Turkmenistán, Eritrea, Sudán del Sur y Siria, que cierra la clasificación siendo el país con menor libertad del mundo.
A medida que una pandemia letal, la inseguridad económica y física y los conflictos violentos devastaron el mundo en 2020, los defensores de la democracia sufrieron, como se constata, nuevas pérdidas en su lucha contra los enemigos autoritarios, cambiando el equilibrio internacional en favor de autoritarismo. Los líderes actuales utilizan cada vez más la fuerza para reprimir a los opositores, a veces en nombre de la salud pública, mientras que los acosados activistas se enfrentan fuertes penas de cárcel, tortura o asesinato en muchos entornos.
A medida que el COVID-19 se extendió durante el año, los gobiernos de todo el espectro democrático recurrieron repetidamente a una vigilancia excesiva, restricciones discriminatorias a libertades como la circulación y la asamblea, y la aplicación arbitraria o violenta de tales restricciones por parte de la policía y los actores no estatales.
El impacto del declive democrático a largo plazo se ha vuelto cada vez más global, lo suficientemente amplio como para ser sentido por aquellos que viven bajo las dictaduras más crueles, así como por los ciudadanos de democracias de larga data. Casi el 75% de la población mundial vivía en un país que enfrentó deterioro el año pasado. El declive en curso ha dado lugar a afirmaciones de inferioridad inherente de la democracia. Los defensores de esta idea incluyen comentaristas oficiales chinos y rusos que buscan fortalecer su influencia internacional mientras escapan de la rendición de cuentas por los abusos, así como actores antidemocráticos dentro de estados democráticos que ven una oportunidad para consolidar el poder. Ambos están animando la ruptura de la democracia y agravándola.
Estos golpes puntúan, como se ve, el decimoquinto año consecutivo de declive de la libertad mundial. Los países que experimentaron deterioro superaron en número a los que registraron mayores mejoras desde que comenzó la tendencia negativa en 2006. La larga recesión democrática se está profundizando.
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