ABOGADO CON 44 años de edad, es el más feroz opositor de Putin. Con una carrera prácticamente muerta, sin apoyo de la prensa nacional, sin representación en el Parlamento y sin la posibilidad de presentarse como candidato luego de una condena por fraude fiscal que el condena como política.
Este aguerrido luchador, ha sido un obstáculo con sus múltiples investigaciones y denuncias de corrupción y constante retador del Kremlin. Tras haber sido envenenado continúa enfrentándose a Putin al tomar acción y regresar desde Alemania el domingo pasado, para aterrizar directo en suelo ruso.
Ni bien llegó al aeropuerto cuando fue apresado de inmediato, sorprendiendo al mundo entero con su decisión. Después de lo sucedido, su regreso parecía algo impensable cuando en agosto se mostró en Berlín a bordo de un avión medicalizado. Días antes se había enfermado de gravedad en un avión en Siberia por lo que estuvo ingresado en un hospital ruso por 48 horas.
Tras tres semanas en coma, tres laboratorios europeos concluyeron que el principal opositor ruso fue víctima de una sustancia neurotóxica del grupo de Novichok, creada en la era soviética para fines militares.
Por supuesto el líder opositor no se quedó tranquilo frente a este atentado y meses después en diciembre, publicó una conversación telefónica en la que desenmascara a uno de los agentes de los servicios de seguridad rusa (FSB) para que admitiera que quisieron envenenarlo.
Pese a no tener apoyo de parte de la prensa y de cualquier organismo oficial, Navalny sigue siendo la voz opositora más potente de Rusia. Lleva años luchando contra el Kremlin Rusia Unida, que él llama la formación de “los ladrones y estafadores”.
Sus videos en YouTube –donde tiene más de 4,8 millones de seguidores– tienen mucha audiencia y sus investigaciones sobre la corrupción de las élites suman decenas de millones de visualizaciones.
El opositor y su Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), creado en 2012, no dejan de estar en el punto de mira de las autoridades. Sin contar el protagonismo que obtuvo durante las elecciones legislativas de diciembre del 2011 que generaron una gran ola de protestas donde él figuró como activista, destacando por su carisma y capacidad de hacerse viral.
Pero no fue sino hasta septiembre del 2013 que obtuvo su primer éxito electoral en los comicios municipales de Moscú. Sorprendió al quedar segundo, con el 27,2% de los votos, justo por detrás del alcalde saliente, el exjefe de gabinete de Putin, Serguéi Sobianin, un resultado que lo confirmó como figura esencial de la oposición.
Pero el gobierno de Putin no tardó en mover sus fichas, acusándolo por dos casos de desvío de fondos que él tacha de políticos y que motivaron el rechazo de su candidatura hasta 2028. Por lo que nunca pudo medirse con Putin en las urnas.
Aún así Navalny no se detuvo y durante las elecciones del 2018 elaboró una campaña para enfrentarse al Kremlin aunque no se le haya permitido presentar candidatura, presentando a muchas figuras que le hicieran oposición a Putin. Ahora es líder del partido Rusia del Futuro, con un programa de centro derecha.
En los años previos, pasó por el partido de oposición liberal Yabloko, del que fue expulsado en 2007 por sus posiciones nacionalistas, pero nunca ha dejado de cuestionar la legitimidad de Putin. También participó en manifestaciones con tintes racistas, como las de Marcha Rusa, pero en los últimos años se ha alejado de estos movimientos y ha borrado progresivamente el tono nacionalista de sus discursos.
Esto le ha costado muchos años de persecución política y múltiples arrestos. “Me dedico a la política desde hace mucho tiempo, a menudo me arrestan […], es parte de la vida”, relativiza. “Hago el trabajo que prefiero, la gente me apoya, tengo muchos simpatizantes. ¿Qué puede hacer más feliz a un hombre?”.
Este domingo, el opositor fue arrestado poco después de aterrizar en Moscú desde Alemania, cinco meses después del envenenamiento.
El mundo se encuentra atento a la vida de Navalny, quien permanecerá bajo custodia durante los próximos 30 días, ya que fiscales rusos afirman que violó los términos de la libertad condicional de una sentencia suspendida por malversación de fondos. El próximo 29 de enero se celebrará una audiencia para determinar si dicha condena debe ser reemplazada por una pena de cárcel.
Tanto Estados Unidos como varios gobiernos europeos han exigido la liberación del opositor, aunque de momento Moscú rechaza las condenas internacionales al igual que cualquier tipo de implicación en su envenenamiento.
