El papel del anticoagulante y el antiagregante plaquetario en la salud cardiovascular

Por | febrero 6, 2024

Los anticoagulantes, conocidos también como «diluyentes de la sangre», son fármacos fundamentales que retardan la coagulación sanguínea, reduciendo así el riesgo de formación de coágulos en el corazón, venas y arterias. Algunos ejemplos comunes incluyen la heparina, warfarina, dabigatrán, apixabán, rivaroxabán y edoxabán.

De acuerdo con la Dra. Rosa Vidal, especialista del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, (Madrid, España),  los anticoagulantes son: “una familia de fármacos que impiden que la sangre se coagule dentro de los vasos, provocando una ralentización de la coagulación sanguínea mediante la inhibición de diferentes factores de la coagulación, según el mecanismo de acción de cada fármaco”.

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad a nivel mundial y se estima que provocan la pérdida de 17.9 millones de vidas cada año, indica la OMS.

¿Quién es candidato para usar anticoagulantes?

  • Si padece enfermedades del corazón o de los vasos sanguíneos, que aumentan el riesgo de formación de coágulos sanguíneos y eventos cardiovasculares adversos.
  • Fibrilación auricular, un ritmo cardíaco irregular que puede predisponer a la formación de coágulos en la aurícula, incrementando así el riesgo de accidente cerebrovascular.

«Una buena parte de los pacientes con fibrilación auricular requieren tratamiento anticoagulante para minimizar el riesgo de sufrir un ictus o embolia sistémica», según Vidal.

  • Ha recibido un reemplazo de válvula cardíaca, ya que esto puede aumentar la propensión a la formación de coágulos sanguíneos alrededor de la válvula artificial.
  • Tiene riesgo de coágulos de sangre después de una cirugía, especialmente cirugía mayor como la ortopédica, abdominal o cardiovascular.
  • Sufre de defectos cardíacos congénitos, que pueden predisponer a la formación de coágulos o complicaciones tromboembólicas.

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Pautas al tomar anticoagulantes

  • Cumpla rigurosamente con la dosificación indicada por su médico.
  • En el caso de la warfarina, es crucial someterse a análisis de sangre regularmente para monitorear su efectividad. Estos análisis, conocidos como tiempo de protombina (TP) o índice internacional normalizado (INR), son fundamentales para ajustar la dosis según sea necesario.
  • Evite el consumo de aspirina sin la aprobación de su médico.
  • Consulte siempre a su doctor antes de iniciar cualquier nuevo medicamento o suplemento, debido a que algunos pueden interactuar con los anticoagulantes y afectar su eficacia.
  • Discuta su dieta con sus profesionales de la salud, especialmente si consume alimentos ricos en vitamina K, ya que estos pueden interferir con la warfarina.
  • Asegúrese de que sus familiares estén al tanto de su uso de anticoagulantes.

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¿Qué saber sobre los antiagregantes plaquetarios?

La Asociación Americana del Corazón (American Heart Association o AHA, por sus siglas en inglés), define a los antiagregantes plaquetarios como los fármacos que impiden la formación de coágulos para que las plaquetas sanguíneas no se adhieran unas a otras.

La aspirina es un ejemplo comúnmente recetado para personas con enfermedad coronaria, incluyendo aquellos que han sufrido un infarto de miocardio o han sido sometidos a cirugía de revascularización coronaria. En algunos casos, se prescribe una terapia antiagregante plaquetaria doble, que implica el uso combinado de aspirina y un inhibidor P2Y12, como clopidogrel, prasugrel o ticagrelor, para prevenir complicaciones cardiovasculares graves.

En ese sentido, la hematóloga Vidal destaca entre sus beneficios para los pacientes cardiovasculares que: «la terapia antitrombótica, que incluye fármacos antiplaquetarios y anticoagulantes, supone un pilar fundamental en su manejo, contribuyendo de forma sustancial a disminuir la morbimortalidad por causa vascular».

Por otra parte, la Dra. Pilar Llamas, jefa del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, manifiesta que el centro médico no escatima recursos ni esfuerzos en brindar una atención personalizada y de calidad a los pacientes con patología trombótica.

«El futuro debe estar centrado en dos ejes: la prevención de los eventos cardiovasculares y la individualización del tratamiento anticoagulante», puntualiza la especialista.