Más valiosa que una joya, un lujoso yate, un vehículo del año, es la salud mental. Aunque no tiene precio, está costando mucho conservarla. Su valor impulsa aún más la urgencia de priorizarla y acogerla como un medio de supervivencia en una sociedad que demanda de este componente psicológico para continuar su curso bajo los más saludables términos de existencia.
Hacer de ésta una prioridad mundial es tarea de todos, se requiere convertirla en un tema de orden en la agenda, a partir del hecho de promover, apoyar, financiar y fomentar programas que contribuyan a salvaguardar y proteger este estado de equilibrio en las mentes de cada ser humano como si se estuviera hablando de un objeto preciado o altamente costoso.
La salud mental trabaja al unísono con el bienestar, posee un valor intrínseco y fundamental que le permite a cada persona formarse de manera integral
Es vital el hecho de aprender a cultivarla en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la adultez y la vejez, para que así pueda florecer ese jardín de equilibrio en las mentes de los seres humanos.
La salud mental trabaja al unísono con el bienestar, posee un valor intrínseco y fundamental que le permite a cada persona formarse de manera integral, partiendo del desarrollo de todas sus habilidades y potencialidades. Está muy ligada a la salud y va más allá de la mera ausencia de trastornos mentales; es esencial para mantener la mente despejada en un cuerpo sano, preservando el sano desenvolvimiento de la población en general.
Sin duda, es la base para que cada quien fortalezca su capacidad de respuesta y acción frente a los eventos de la vida. En tanto, su abordaje requiere de intervenciones conjuntas desde distintos sectores, a fin de atesorarla en cada uno de nosotros. Tal como lo expresa la Organización Panamericana de Salud (OPS): “no hay salud sin salud mental”, las mentes más vulnerables que no gozan de este privilegio de equilibrio suelen ser las más propensas a padecer de desórdenes mentales.
“Hoy más que nunca se necesita unificar criterios sin intervenir en la soberanía de cada país, para que los políticos y legisladores aboguen, no solo por más fondos financieros para dedicarlos a mejorar el acceso, la equidad y los servicios de salud mental, sino para también dedicarlos a programas educativos sobre salud mental permanentes, sostenibles y eficaces, que abarquen la población en general con un enfoque mayor en los niños y jóvenes del mundo” afirma el doctor Miguel Hernández, nuestro invitado especial en esta edición. No se pierda estas y otras reflexiones del reconocido psiquiatra dominicano, radicado en los Estados Unidos, quien ha dedicado su práctica médica al abordaje de los temas de salud mental en la población desde hace más de una década en el Global Psychiatric Services (GPS) en el condado de Manhattan, en la ciudad de Nueva York.
Normedy Gallardo.
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