Oxitocina: La hormona del amor que sana el corazón

Por | diciembre 21, 2023

¡El amor todo lo puede, todo lo cura, hasta el corazón! Es aquí donde entra en acción la oxitocina, la denominada «hormona del amor», por su papel en los vínculos sociales, el placer y funciones fisiológicas como las contracciones uterinas al momento del parto. Desde el 2022 ha quedado evidenciada su incidencia en la recuperación cardíaca en un estudio realizado por la Universidad Estatal de Michigan (MSU), que fue publicado en Frontiers in Cell and Developmental Biology.

En sus experimentos con peces cebra y cultivos de células humanas, los investigadores observaron que la oxitocina tenía la capacidad de estimular a las células madre del epicardio o pericardio (capa externa del corazón), para migrar hacia el miocardio (capa media). En este proceso, estas células se transformaban en cardiomiocitos, las células musculares responsables de las contracciones cardíacas, e incluso en células vasculares.

El líder de la investigación es el profesor Aitor Aguirre, miembro del Departamento de Ingeniería Biomédica de la MSU, que ha destacado que estos resultados podrían tener aplicaciones futuras en terapias para la regeneración del corazón después de un ataque cardíaco. Este descubrimiento plantea la fascinante posibilidad de utilizar la oxitocina como una herramienta terapéutica en el campo de la regeneración cardíaca.

“La oxitocina estimula la activación de células que pueden sustituir a las células cardíacas que se pierden después de sufrir un daño”.

La magia de la oxitocina luego de una lesión cardiovascular

De acuerdo con el estudio, después de sufrir una lesión cardíaca, las células afectadas podrían activarse mediante la influencia de la oxitocina. Este proceso permitiría que estas células reemplacen de manera efectiva las células perdidas, desempeñando así un papel crucial en la reparación del tejido cardíaco dañado.

Su poder está en que los cardiomiocitos (tipo de células del corazón), carecen de la capacidad de autorreparación después de un ataque cardiovascular y, lamentablemente, tienden a morir en gran cantidad en dicho escenario. Sin embargo, surge una perspectiva esperanzadora a través de las células del epicardio, especialmente las células progenitoras derivadas del epicardio (EpiPC).

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“La oxitocina activa un proceso llamado transición epitelio-mesenquimal (EMT), permitiendo que las células del epicardio se transformen en células madre que pueden migrar y proliferar en el tejido. Esto significa que estas células madre no solo pueden convertirse en cardiomiocitos, sino también en otros tipos de células cardíacas, como células vasculares, lo que amplía enormemente el potencial regenerativo del corazón”, explica Aguirre.

El pez cebra: Un atractivo para la ciencia médica

El pez cebra se ha convertido en un modelo animal altamente atractivo para la investigación biomédica básica, presentando numerosas cualidades que lo destacan como una alternativa excepcional. Su alta fecundidad, rápido desarrollo desde el estadio embrionario hasta la edad adulta, y la eficiencia en términos de costos asociados con la infraestructura, insumos y reactivos, lo convierten en un recurso invaluable para la comunidad científica.

Según los especialistas, esta especie tiene la capacidad de recuperar hasta una cuarta parte de su corazón después de una lesión.

“Observamos que la oxitocina viaja al epicardio del corazón del pez cebra y se une al receptor de oxitocina, lo que desencadena una cascada molecular que estimula a las células locales a expandirse y convertirse en EpiPCs. Después, descubrimos que la oxitocina tuvo un efecto similar en el tejido humano in vitro”.