La nueva era tecnológica ha sumergido a las personas en un estado de sedentarismo en el que permanecen inactivos por mucho tiempo, impidiendo el recrearse al aire libre. Esto se debe a la comodidad que les brinda el poder conectarse con amigos a través de dispositivos electrónicos o dedicar horas indefinidas a los videojuegos.
Esta situación ha llevado a la pérdida del contacto directo con la naturaleza, privando a los niños y adolescentes de los numerosos beneficios para la salud física, mental y social que esta ofrece.
A raíz de esto, Francisca Morales, oficial de Educación de UNICEF, ha manifestado lo positivo de que un niño interactúe en el medioambiente, al afirmar que: “los beneficios del juego para el desarrollo son múltiples y el uso del espacio al aire libre no solo ofrece un buen contexto para el desarrollo de habilidades motoras, sino que también se puede incentivar la capacidad de exploración, el conocimiento y cuidado de la naturaleza, el desarrollo de la autonomía entre muchas otras cosas”.
El uso excesivo de smartphones ha distanciado a los adolescentes de la naturaleza y de las interacciones sociales.
«Es importante estimular las actividades motoras y de coordinación: caminar, correr, subir y bajar escalones, montar bicicletas y triciclos. Pueden hacer algunos circuitos de actividad física que incluyan: correr, agacharse, saltar. Es importante explorar y mostrarles la naturaleza, por ejemplo, buscar insectos bajo las piedras, reconocer diferentes plantas y jugar con tierra”, enfatiza la doctora Keryma Acevedo, neuróloga de infancia y adolescencia.
Aquí les compartimos algunos de los beneficios que conlleva el pasar tiempo en espacios abiertos y naturales:
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