Dolor de espalda baja, más común de lo que podemos creer

Por ajaramillo | mayo 12, 2022

Sentir dolor en la espalda baja o lumbago como también se conoce, es un síntoma bastante común. Entonces, ¿qué debo saber a la hora de presentar este síntoma tan molesto?

Tiende a ser un dolor cuya frecuencia se presenta más en edades de 30 a 60 años y, sobre todo, es una de las causas más frecuentes de incapacidad laboral a nivel mundial. El dolor de espalda bajo puede tener una duración de días a semanas y dependiendo de esta permanencia será clasificado.

Si persiste menos de cuatro semanas se considera un dolor lumbar agudo; subagudo si tarda entre cuatro a 12 semanas; o crónico si alcanza más de 12 semanas.

Cabe destacar, que en muchas ocasiones el paciente no acude a recibir atención médica con un lumbago agudo porque el dolor se soluciona solo o con ayuda de analgésicos de venta libre.

El lumbago se puede presentar de diversas maneras siendo las más frecuentes: tener dificultad para moverse o en ocasiones hacer que el paciente no pueda colocarse de pie o caminar, llegando a inhabilitarlo.

Este dolor también puede moverse o irradiarse hacia una o ambas piernas, hacia la entrepierna o detrás de los glúteos; puede tener un área específica “gatillo” o que al tocarla genera un incremento en el dolor; también puede acompañarse de espasmos musculares.

Pueden presentarse síntomas de origen nervioso como sensación de calor, hormigueo, calambre o pérdida de la sensibilidad en alguna de las zonas desde el área lumbar hasta los pies, entre otras más.

Es importante, por igual, reconocer que el dolor puede manifestarse de diversas formas según la causa de este padecimiento. De cada 10 pacientes que asisten a una consulta médica, ocho de estos no tienen identificado un origen anatómico o patológico del mismo.

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¿Qué lo causa?

En el proceso de investigación se puede determinar como causas: distensiones musculares, hernias discales lumbares con o sin afectación nerviosa, fracturas vertebrales por osteoporosis, artrosis discal y/o vertebral, listesis vertebral, entre otras.

El número de personas que se ven afectados por el lumbago, ha aumentado con el paso de los años a nivel global a medida que incrementa la población y aumenta la expectativa de vida. Pero también es considerable entender que hay factores sociales que afectan la evolución del dolor de espalda baja.

Determinantes sociales pueden ser deprivación socioeconómica (limita acceso a servicios de salud), ingreso económico bajo, el desempleo que lleva al paciente a tener que realizar trabajos que empeoran esta afectación (levantar objetos muy pesados, pobre seguridad laboral, horas extras, etc.).

¿Qué debo hacer para tratarme?

Si se presenta este síntoma debemos acudir a nuestro internista primario para ser evaluado. El manejo de la misma incluye diversas consideraciones según sea la causa y derive en algún referimiento médico.

Uso de medicamentos, intervención quirúrgica, rehabilitación física, pero por igual intervención psicológica, educación y soporte como recursos de autoayuda.

La decisión debe involucrar la mejor evidencia, la experiencia clínica, lo que el paciente espera y sobre todo los recursos de los que se dispone (esto incluye la esfera económica).

Los costos asociados al manejo del lumbago no están bien determinados, pero entre los gastos de los pacientes y las pérdidas por incapacidad laboral se estima es considerable. Especialmente cuando el paciente no ha utilizado métodos más conservadores antes de hacer cirugía.

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¿Cómo es el tratamiento?

Valorar la utilización de medidas conservadoras como el descanso, aplicar frío y calor, rehabilitación física, ejercicio y ajustes quiroprácticos es apropiado. Utilizar la medicación enfocada en la causa del problema, disponer varios tipos y su selección, será vital en el proceso de mejorar el dolor.

Los analgésicos antiinflamatorios no esteroideos (AINES), el paracetamol, antiinflamatorios esteroideos, los neuromoduladores, bloqueos anestésicos son algunos de estos recursos que podemos utilizar solos o combinados.

La disminución de la calidad de vida amerita especial atención por parte del médico tratante, ya que cada decisión médica tomada en consenso con el paciente causará un impacto, que bien encaminado, le puede devolver la sanidad, y por ende, la tranquilidad.

Esta nota fue publicada por el Dr. Víctor Capellán en MediHealth

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