Los animales nos aportan cariño, fidelidad, honestidad, diversión. Cada día, nos brindan innumerables beneficios que nos hacen más felices. Pero también debemos tener en cuenta que existen enfermedades que se transmiten entre animales y humanos. Se llaman enfermedades zoonóticas, y algunas son muy frecuentes, aunque a veces imperceptibles.
Los causantes de este tipo de patologías pueden ser:
En el caso de las enfermedades zoonóticas causadas por parásitos, los tipos de síntomas y signos pueden variar según el parásito y la condición física de cada persona. Algunos de las señales más frecuentes son diarrea, dolor muscular y fiebre. Las mascotas, por ejemplo, pueden tener parásitos y contagiárselos a las personas sin que sus amos lo noten. El lavado correcto de las manos puede reducir el riesgo.
Las enfermedades zoonóticas que han aflorado en las últimas décadas son el ébola, el SARS, y más recientemente la covid-19. A medida que los humanos se instalan en entornos que antes fueron salvajes y los animales van perdiendo su hábitat, el ser humano corre mayor riesgo de transmisión. Por ello, la conservación de la biodiversidad debe ser una inversión estratégica para preservar la salud y segura de los humanos.
La crisis sanitaria de la covid-19 tiene una relación innegable con la destrucción de los ecosistemas como resultado de las acciones humanas. La pérdida de biodiversidad, el tráfico indiscriminado de especies, la intensificación agrícola y ganadera para satisfacer las crecientes necesidades alimentarias, en conjunto con los efectos amplificadores del cambio climático, aumentan el riesgo de nuevas enfermedades transmisibles por parte de los animales al ser humano.
En contraste, este riesgo se reduce significativamente en hábitats con diversidad de especies bien conservados y aislados, donde los virus se distribuyen entre ellas sin afectar al ser humano.
Algunos alimentos también pueden ser una fuente de infecciones zoonóticas. Sucede cuando no se detecta anticipadamente y los animales como vacas y cerdos tienen una infección parasitaria como Cryptosporidium o Trichinella. El sujeto puede contraer criptosporidiosis si accidentalmente consumen comida o agua contaminada con las heces de animales infectados.
Por ejemplo, puede ocurrir cuando los huertos o las fuentes de agua están cerca de tierras de pastoreo para ganado vacuno, si los individuos consumen frutas sin lavarlas correctamente o beben agua no tratada. Pueden contraer triquinosis al ingerir carne que no está bien cocida o carne cruda de algunos animales como jabalí o cerdos domésticos con infección.
Las mascotas, tanto perros como gatos, pueden contraer parásitos y contagiárselos a las personas con las que cohabitan. En especial los animales jóvenes, como cachorros y gatitos, tienen más probabilidades de presentar infección por gusanos cilíndricos y anquilostomas.
Algunos expertos indican que varios tipos de coronavirus como los caninos y felinos infectan solo a los animales. Sin embargo, existe el riesgo de que algunos de esos animales infectados puedan transmitirlo al individuo, aunque es poco frecuente. Eso es precisamente lo que se especula que ocurrió con el SARS-CoV-2, que probablemente se haya originado en murciélagos.
Por otro lado, se han documentado casos de animales infectados por SARSCoV- 2 en todo el mundo. Muchos podrían haberse infectado después de entrar en contacto con personas con covid-19, como sus dueños, cuidadores u otras. Todavía no se sabe si todos los animales se pueden infectar.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualmente hay más de 250 enfermedades zoonóticas. Antes permanecían en su lugar de origen, pero hoy en día la globalización facilita su expansión. El calentamiento global también permite que ciertos virus lleguen a zonas donde antes no sobrevivían.
Estos son algunos puntos clave que aconsejan los expertos:
Por Gloria Mejía. Artículo publicado en la edición julio-agosto de la revista MediHealth
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