Con mirar a nuestro alrededor nos basta comprobar cómo la adicción al teléfono móvil se ha convertido en un trastorno que está provocando una suerte de “esclavitud” entre los más afectados, hasta el punto de abandonar otras facetas de su vida
El poder transformador de la tecnología está fuera de toda duda, y conforme se acelera su desarrollo también lo hace la velocidad con la que influye en la sociedad.
El uso masivo de los dispositivos electrónicos ha cambiado nuestra manera de vivir de una forma mucho más profunda de lo que habríamos podido imaginar hace 10 o 15 años.
Para muchas personas el teléfono móvil no solo es una herramienta imprescindible en su rutina diaria, también ha invadido su tiempo y su vida hasta convertirse, inclusive, en un problema serio. De allí surge la nomofobia, catalogada como el mal digital del siglo XXI, que es el miedo y angustia que padece una persona al olvidar su teléfono celular o tableta en casa u oficina, así lo reveló un estudio realizado en Reino Unido el cual evidencia que no se trata de una patología pero sí causa estrés y se puede convertir en un trastorno, pues la población se torna cada vez más incomunicada o aislada de las personas o entorno que la rodea.
Te puede interesar: Diagnóstico por redes sociales, una tendencia en aumento entre los adolescentes
El no poder usar el teléfono móvil se ha convertido en un trastorno que sufren ya casi ocho de cada 10 personas, aunque la mayoría no lo sabe. Las causas de la nomofobia suelen ser bastante evidentes. Con frecuencia, la adicción a los celulares es su principal origen, provocando el miedo a carecer de la falsa fuente de satisfacción que produce la consulta compulsiva del teléfono.
El nomofóbico suele tener baja autoestima, ser introvertido y no tiene habilidades de afrontamiento. En su tiempo libre solo usa el móvil, algo que va unido a no tener otras actividades de ocio.
Con mirar a nuestro alrededor nos basta para comprobar cómo la adicción al teléfono móvil se ha convertido en un trastorno que está provocando una suerte de “esclavitud” entre los más afectados, hasta el punto de abandonar otras facetas de su vida.
De esta forma puede afectar al trabajo, las relaciones familiares, de pareja y, en general, a cualquier otro aspecto de la vida del afectado que podría requerir de atención. Lo más recomendable es acudir a los profesionales indicados que sean capaces de ayudar a solucionar la situación.
No obstante, sin que sirva para suplir o sustituir el criterio profesional, existen algunas ideas que pueden ayudar en la lucha contra este mal:
- Encontrar momentos de desconexión total, acostumbrando al cerebro a la idea de que habrá instantes de desconexión y estos serán no solo buenos, sino necesarios.
- Respetar las comidas y las horas de sueño, prescindiendo por completo del teléfono móvil.
- Diferenciar entre vida real y vida virtual.
- Entender que nuestra “vida virtual” no es más que una faceta parcial de algo mucho más grande, que es nuestra vida real.
- Utilizar limitaciones a la información que recibes, no se necesita estar todo el día pendiente de lo que hacen o dejan de hacer los demás
- Utilizar solo las “apps” que realmente necesites puede ser una buena manera de evitar la tentación.
Desintoxicación tecnológica de la nomofobia
Si el teléfono es lo primero y lo último que miras cada día, necesitas un ¨detox digital¨; distanciamiento saludable de los aparatos tecnológicos dirigido a personas que necesitan estar siempre conectadas y prácticamente llevan el celular a todas partes, incluso al baño. En tales casos, una de las maneras que se encontró para hacer una pausa de la tecnología fue alejarse de la rutina diaria.
Especialistas en psicología consideran que si las personas invierten más de cuatro horas (repartidas durante el día) a ver el celular ya deberían tomarse en serio el tema de hacer un paréntesis y tomarse un respiro tecnológico.
Sabemos que en un mundo conectado, es difícil romper el hábito de revisar el teléfono a cada instante pero se hace necesario romper durante un tiempo esa conexión con la tecnología. Ansiedad, falta de oxígeno y estrés son algunas sensaciones que experimentan quienes dejan de usar por unos minutos el teléfono celular, la “tablet” o cualquier otro dispositivo tecnológico.
Una respuesta a la nomofobia
Se la puede encontrar en el libro: “Cómo separarse de su teléfono; un plan de 30 días para recuperar su vida¨, que no es una publicación en contra de la tecnología, por el contrario, es una suerte de manual para hacer menos traumática la separación paulatina de los aparatos tecnológicos.
La nomofobia es un mal digital extendido, tanto es así que el diccionario de Cambridge eligió “nomofobia” (nomophobia en inglés) como palabra del año 2018 tras una votación entre los lectores de su blog y seguidores en redes sociales. “La elección seguramente responde a la necesidad de poner nombre a una situación que experimentan personas de todo el mundo”, explican en su blog.
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.