Los retos post-covid detrás del regreso a oficinas

Por | mayo 18, 2021

Un estudio reciente reveló que las concentraciones del dióxido de carbono en entornos cerrados, tales como las oficinas, puede ser el responsable de que los trabajadores estén haciendo mal su trabajo. El aire de los centros de labores tiene un impacto sobre la salud, afectando la capacidad de pensar y por ende el bienestar y desempeño laboral.

Incluso los niveles de CO2 considerados inofensivos son lo suficientemente altos para afectar la función cognitiva de quienes pasan la mayor parte del tiempo en estos espacios.

Como parte del estudio, los investigadores reclutaron a 24 oficinistas a los que hicieron trabajar ocho horas al día en una oficina simulada, obteniendo como resultado que la concentración de CO2 en el lugar depende del número de personas en el ambiente, la ventilación del edificio y el incremento de la concentración de este gas en exteriores.

Los investigadores biomédicos destacan que la inhalación de dióxido de carbono a niveles mucho más elevados de los que podrían esperarse en una oficina, dilatan los vasos sanguíneos del cerebro, reducen la actividad neuronal y disminuyen la comunicación entre las zonas del cerebro.

En tal sentido, las empresas deben asegurar la ventilación de sus oficinas con el fin de conservar baja la concentración de CO2 y así mantener a sus empleados saludables y productivos. Por ello el aire en interiores podría ser más importante de lo que se pensaba.

Ahora, con el impacto del covid-19 el panorama no solo gira en trono a la concentración de niveles altos de dióxido de carbono, sino que para poder combatir con la propagación del virus, se deben establecer nuevas políticas sobre la condición del aire dentro de espacios cerrados (restaurantes, oficinas, colegios…).