Los pacientes mayores de 65 años, considerados como personas de la tercera edad, requieren cuidados especializados, con el objetivo de favorecer la recuperación y rehabilitación del paciente sin afectar su funcionalidad e independencia.
Para proporcionar las atenciones necesarias a un estado crítico en este tipo de pacientes, es determinante el acceso a una salud cada vez más tecnologizada, regulaciones sanitarias y condiciones hospitalarias aptas para un debido seguimiento y recuperación.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), en 2019 los habitantes de más de 65 años en República Dominicana es de 986,428, representando el 9.7 % del total de la población. Para el 2025 hay una proyección de crecimiento de un 12.5 % y un 21.4 % para el 2050.
Esto indica que el índice de envejecimiento poblacional está aumentando y las personas mayores se han convertido en los protagonistas de los cuidados críticos, por lo que la demanda de asistencia y atenciones focalizadas está creciendo de manera progresiva y acelerada.
Es conocido que la hospitalización produce un deterioro funcional importante en los ancianos.
Este deterioro es motivado tanto por la aparición de complicaciones durante la hospitalización (consecuencia del tratamiento recibido), como debido al propio proceso del envejecimiento (disminución de la fuerza muscular y de la capacidad aeróbica, inestabilidad vasomotora, reducción de la masa ósea, reducción de la ventilación pulmonar, etc.), por lo que existen múltiples condiciones asociadas al envejecimiento que evidencian la necesidad de contar con profesionales con calidad en el área de geriatría y ramas especializadas para la atención efectiva de cada caso particular.
Estudios demuestran que los ancianos que sobreviven al ingreso en estado crítico recuperan en gran medida la capacidad autónoma y la percepción de calidad de vida que tenían previamente
Aunque, como contrapartida, presentan un mayor número de síndromes geriátricos, principalmente el síndrome confusional, estado transitorio que altera las capacidades cognitivas del paciente. Esto ha aportado al análisis de mortalidad global de pacientes mayores en estado crítico, al cual se le atribuye la más alta a nivel clínico, ya que influyen las condiciones generales del paciente antes de su ingreso o tratamiento.
Esto incluye su estado nutricional, enfermedades crónicas, atención familiar previa, avances de su estado, entre otras, por lo que el impacto de todas las medidas preventivas tomadas sobre el paciente son decisivas para el diagnóstico y recuperación. Es por esto que la gravedad de la enfermedad que condiciona el ingreso, la situación previa, más la edad, son los elementos determinantes tanto de la mortalidad como del pronóstico vital y funcional a largo plazo.
La valoración geriátrica debe implementarse en la Unidad de Cuidados Intensivos y en la atención en el cuidado crítico del paciente de la tercera edad, evaluando de manera objetiva las necesidades y las soluciones funcionales para desarrollar positivamente el sistema de salud que retribuirá a mediano y largo plazo los beneficios de este esfuerzo.
El adulto mayor necesita atenciones de primera mano y es importante estar preparado para cuidar personas de la tercera edad que se encuentren en un estado crítico de salud. Aquí algunos consejos que te ayudarán a manejar a un paciente en este estado y a ti como responsable.
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