Las cinco burbujas que crearon los tipos cero

Por Gabriel Rico Albarrán | julio 30, 2022

Tras la Gran Recesión de 2008 y luego con la pandemia de 2020, los bancos centrales han tenido que desplegar las políticas monetarias más expansivas que se habían registrado nunca.

El experimento de la década de los tipos cero ha acabado sacando de su lámpara al genio de la inflación (en niveles récord de hace 40 años), lo que ha hecho que los bancos centrales empiecen a subir tipos y se enciendan todas las alarmas.

La burbuja de los criptoactivos se terminó de inflar durante la pandemia, con media humanidad confinada; lo mismo pasó con otros activos.

Los ahorros embolsados durante meses buscaban dónde invertir, y encontraron destino en las llamadas acciones meme (que se compraban porque un grupo de usuarios de foros de internet se coordinaban para ponerlas de moda), o en las acciones tecnológicas como Zoom, que se dispararon cuando parecía que el teletrabajo iba a durar para siempre. Por último los NFT terminaron de saciar el frenesí alimenticio digital.

Acciones pandémicas: cuando parecía que ya no se volvería a salir de casa

acciones pandémicas

En marzo de 2020 la mitad de la humanidad estaba confinada. La necesidad de utilizar aplicaciones de video para poder trabajar o estudiar hizo que las acciones de Zoom multiplicaron casi por 10 su valor en unos pocos meses; llegó a valer cerca de US$140.000 millones.

Amazon se revalorizó casi un 80% en 2020, Nvidia, duplicó su valor bursátil. Netflix se revalorizó un 67 %. En 2022 todas estas compañías han sufrido desplomes del 40 %, o incluso superiores como Peloton o Hello Fresh.

Las ‘meme stocks’: foreros que lograron desafiar a Wall Street

Otro caso de comportamiento irracional del mercado ocurrió con la denominada “revuelta de los foreros” o el “caso Gamestop”.

La historia comenzó a finales de 2020, cuando un grupo de pequeños inversores se coordinaron a través de foros de Internet (de la página Reddit) para comprar algunas acciones que habían caído en el olvido.

Uno de sus valores predilectos fue Gamestop, una compañía de tiendas de videjuegos, cuyos títulos llevaban años de capa caída. A mediados de 2020 sus acciones se pagaban a 4 dólares. Pero entonces empezó el desembarco de los inversores minoristas coordinados. Para final de año ya valían 16 dólares; en enero de 2021 valían 350 dólares.

Esta inversión les enfrentó a algunos fondos especializados de Wall Street, que llevaban meses apostando por la quiebra de Gamestop. La revalorización estratosférica les hizo perder cientos de millones de dólares. En estos movimientos fueron claves ‘brokers‘ como Robinhood, que permitían hacer compraventa de acciones de forma gratuita.

SPAC: las cajas negras que mutaron a cajas de pandora

Las ‘special purpose acquisition company’ o SPAC, son vehículos de inversión a través de los cuales se recaudan fondos, que salen a cotizar, como una carcasa vacía, y en los que sus directivos se encargan de comprar compañías no cotizadas.

Digamos que es una forma acelerada y poco ortodoxa de que una empresa pueda debutar en Bolsa, una suerte de capital riesgo para particulares. La figura surgió en Estados Unidos en los años 90, pero fue en 2020 y 2021 cuando vivió una auténtica eclosión.

El exceso de ahorro, el dinero barato y unas ciertas ínfulas de sofisticación financiera fueron el cóctel perfecto para que las SPAC se convirtieran en el vehículo financiero de moda de los últimos años.

A finales de 2021, había 236 compañías cotizadas surgidas de una SPAC que estaban cotizando por debajo de sus máximos. 134 de ellas perdían más del 50 %.

Y algunas como Hycroft Mining Company se desfondaban más de un 90 %. En lo que va de 2022, el índice que agrupa la evolución bursátil de las SPAC ha caído otro 20 %.

Criptodivisas: el colapso del último activo de moda

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La burbuja de los criptoactivos pasará a la historia financiera como la primera burbuja puramente global. El Bitcoin nació en 2010, pero durante años languideció como una iniciativa solo respaldada por un puñado de amantes de la criptografía.

En 2017 comenzó a coger vuelo y los Bitcoin llegaron a valer 20.000 dólares. Entonces surgieron como setas otros proyectos de monedas virtuales, como BNB, Ripple… Entre 2018 y 2020 se lanzaron 3.000 nuevas criptomonedas. Y solo en 2021 otras 6.000.

Si en 2016 el valor total del dinero invertido en esta nueva clase de activos era de €15.000 millones, a finales de 2021 rozaba los tres billones de dólares. En las criptomonedas convencionales, las correcciones están siendo muy fuertes.

En cuanto la Fed puso fin al dinero barato, la cotización de Bitcoin, Ethereum o Cardano se ha desplomado más de un 50%. Uno de los últimos catalizadores del desplome ha sido el cuestionamiento de las supuestas monedas estables, que teóricamente tienen una paridad fija con el dólar y otras divisas fuertes.

Los NFT, ¿democracia en el arte digital o burbuja especulativa?

Parte de estas dudas sobre la motivación de los compradores de criptoarte proviene de que muchas de las piezas vendidas a través de blockchain dudosamente pueden ser consideradas artísticas.

A través de NFT hemos visto últimamente transacciones multimillonarias tan surrealistas como la mayor venta de la joven historia de esta tecnología se produjo el pasado verano. Un collage de imágenes digitales firmado por el autor Mike Winkelmann, alias Beeple, fue subastado por 69,3 millones de euros.

El propio Beeple aseguró en una entrevista que el mundo de las NFT era una “burbuja”.

El primer mensaje publicado en Twitter -que es de libre acceso- y fue vendido por el fundador de la red social, Jack Dorsey, por €2,4 millones en criptomonedas. Ahora, el inversor que lo compró ha intentado venderlo y no le ofrecen ni un 1% del precio que pagó. Estas dudas sobre la motivación de los inversores en el mundo de las NFT ha llevado a muchos a sospechar de que solo se trata de ambición especulativa.

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Artículo publicado en la edición de julio 2022

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