Como si de un planetario remake de la legendaria cinta de Vittorio de Sica El ladrón de bicicletas (1948) se tratara, los sustractores de velocípedos (no de cualquiera) vuelven a estar bajo los focos; « ¿Bicicleta? replicó-, ¡pero si en Roma se roban de cuatrocientas a quinientas diarias!», podemos leer de la pluma de Luigi Bartolini, autor de la novela “Ladri di biciclette”.
El desconfinamiento ha traído un verdadero boom de la bici; las tiendas no pueden vender más porque la mayor parte de las marcas tienen el stock a cero (sobre todo de los modelos de precio inferior a 1.000 dólares) y no se esperan reposiciones a nivel general al menos hasta bien entrado el mes de agosto. Como era de esperar, también se ha detectado un aumento de los robos de bicicletas.
No todas las ciudades del mundo ofrecen la misma seguridad a los ciclistas a la hora de aparcar sus bicis. Según el Global Bicycle Cities Index de 2019, un análisis que realiza una aseguradora alemana, de 90 urbes que destacan por su tradición ciclista o su apuesta por este tipo de movilidad, las mejores ciudades para poseer una bicicleta, en puntaje general, son Utrecht y Antwerp (Holanda) y Munster (Alemania). Son las que, igualmente, se turnan las tres primeras posiciones en los rankings de ciudades donde es más seguro circular pedaleando y donde es menos probable que a uno le roben su vehículo; la ganadora, en todo caso, siempre es Utrecht.
En el polo opuesto, la sudafricana Johannesburgo es la peor ciudad para tener una bicicleta. De las seis ciudades más inseguras para poseer una bici en el mundo, cinco son latinoamericanas: São Paulo (Brasil), Bogotá, Medellín, Cali (las tres de Colombia) y Ciudad de México. A pesar de ello, lo cierto es que prácticamente todas las regiones del mundo cuentan con alguna ciudad entre las quince peores urbes en el robo de bicicletas; desde la española Barcelona hasta la nigeriana Lagos o la china Hangzhou —que, paradójicamente, es de las mejores ciudades del mundo para ser ciclista—.
En el ranking general, Nueva York, por su lado, ocupa el puesto 67. París ocupa el 32, Barcelona el 46 y Lagos el último lugar, el 90.
El negocio del hurto de bicicletas en Holanda ascendió a 600 millones de euros robados en 2019. Vigilar las 1.500 bicis robadas cada día en Holanda es prácticamente misión imposible; las bicicletas eléctricas en particular son ahora el objetivo, pero una de carreras o una de ciudad elegante puede desaparecer en un momento si se deja descuidada o en algún callejón.
En la ciudad más velocípeda de Latinoamérica, Bogotá, durante los cinco primeros meses de 2020, bajó sustancialmente la inseguridad; sin embargo, debido a que el transporte público no puede superar el 35 por ciento de su capacidad, los ciudadanos optaron por utilizar la bicicleta; para el periodo enero – mayo, el hurto a bicicletas aumentó en un ocho por ciento al pasar de 3.351 a 3.622 en el acumulado, con un mes de Junio en el que el robo aumentó un 48%. Este repunte está dejando una estela de heridos y asesinados que ya llegó a la prensa internacional. ‘Cycling capital of death: Bogotá bikers battle violence on city’s streets”, tituló The Guardian.
Aún así, el ejemplo de la actuación del Ayuntamiento de Bogotá es a destacar; la misma alcaldía ha hecho un llamado para que los ciudadanos apuesten por esta alternativa y habilitó 35 kilómetros de ciclorrutas provisionales por la cuarentena. En la capital de Colombia, que ya disponía de 550 kilómetros de infraestructura ciclista, a mediados de marzo de 2020 se añadieron de manera temporal 117 kilómetros más. Por su lado, La Secretaria de Movilidad del DF detectó, que los viajes en bicicleta aumentaron 221% en horas pico en algunas zonas de la ciudad, sin que el amedrento hiciera mella en la ciudadanía.
Según el Banco Mundial, la opinión pública, está avanzando en esta dirección: el 56 % de los habitantes de Londres “quiere que las aceras se ensanchen de manera permanente para crear espacio para caminar y el 57 % quiere que se creen nuevas ciclovías y se agranden las actuales”. Berlín y Glasgow han optado por ofertar viajes gratuitos en la red de bicicletas municipales a profesionales sanitarios y al resto de usuarios. La bicicleta está jugando un papel central para la desescalada, con China a la cabeza, por razones claras.
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