¡Buen provecho! La industria de los insectos comestibles

Por [email protected] | julio 17, 2022

El gusano de la harina y el grillo común están destinados, parece, al estrellato gastronómico si hacemos caso del último «menú» aprobado por Bruselas. Así, la actualización en julio de 2021 por parte de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) de la lista de insectos aptos para el consumo humano generará una mayor seguridad y aceptabilidad por parte del consumidor. La pandemia por la covid-19 ha motivado a más consumidores a buscar alimentos naturales, de bajo impacto ambiental y con beneficios a la salud. La industria de los insectos quiere aprovechar este filón.

Las bondades de los insectos comestibles

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las tendencias de cara a 2050 predicen que la población mundial crecerá hasta alcanzar los 9.000 millones de personas. Esto obliga a un aumento en la producción de alimentos y supone una presión aún mayor sobre el medioambiente.

Ante este panorama, la FAO lleva años predicando las bondades de los insectos comestibles.

Dinamarca ha recogido el llamado y ha acelerado el desarrollo de la que a menudo se describe como la industria alimentaria del futuro.

Producción a gran escala

El país escandinavo está liderando el sector en  investigación e innovación, a la vez que está viendo nacer prometedores proyectos de producción de insectos a gran escala. A nivel industrial, otros países europeos le llevan años de ventaja, como es el caso de los Países Bajos y Francia, pero Dinamarca se ha puesto las pilas, gracias al impulso tanto privado como público para avanzar hacia una alimentación más sostenible.

La compañía Enorm Biofactory será la primera empresa de producción de insectos a escala industrial de Dinamarca. Empezó produciendo 1,5 toneladas de larvas al día para aumentarlas a 30 toneladas en 2021.

El objetivo es alcanzar las 100 toneladas diarias en 2023.

Snacks y piensos

El ministerio de Medioambiente y Alimentación de Dinamarca concedió una financiación de US$2.1 millones para el proyecto de Enorm Biofactory, en el que también colaboran otros cinco participantes: los centros de investigación DTU Aqua y el Instituto Tecnológico de Dinamarca, el productor de pienso para piscifactoría Aller Aqua, la ingeniera Henneman Engineering y el productor de fertilizantes Champost.

El principal negocio de Enorm Biofactory será la producción de la larva de la mosca soldado negra para utilizarla en la fabricación de pienso, aunque el objetivo es que acabe creciendo el uso de insectos como comida para humanos.

Paralelamente, el desarrollo denominado InValuable (Insect Value Chain in a Circular Bioeconomy), el mayor proyecto de I+D de Europa sobre insectos comestibles, cuenta ya con un presupuesto de unos US$3.7 millones. De ellos, US$2.5 millones proceden de un fondo público para financiar proyectos innovadores.

Su meta es establecer una producción industrial de insectos que acabe generando en breve plazo una facturación de entre U$27 millones y US$40 millones, además de unos 200 puestos de trabajo.

Los insectos comestibles, gracias a sus características, se pueden incorporar a diversos productos de consumo cotidiano como pan, pastas, barras energéticas, bebidas o postres, entre otros, mejorando sus características nutricionales y contenido proteico.

Más de 2 millones de consumidores

Existen más de 2 millones de personas en el mundo que se alimentan con insectos y más de 2 mil especies de insectos comestibles. Por miles de años, los insectos comestibles han sido recolectados del campo, para el deleite de algunos y la subsistencia de muchos otros.

Sin embargo, para satisfacer las demandas del futuro, la recolección tendría un impacto negativo al ambiente. Sería insostenible.

El objetivo de esta industria es generar productos seguros para consumo humano y para la alimentación animal. Basada en los principios de la economía circular y prácticas de agricultura vertical, el cultivo de insectos se encuentra entre los sistemas de producción de proteínas más eficientes.

Las granjas de insectos tienen una huella ambiental reducida y son altamente eficientes en el uso del agua y uso de la tierra. Los insectos son muy eficientes en la tasa de conversión de alimentos. Por cada kilo de insecto, se requieren de 2 a 2.2 kilos de alimento, comparado con los 2.5 kilos necesarios para pollos, los 5 kilos para cerdos y los 10 para res.

Además, la porción comestible es del 80 al 100 % del insecto, comparado con el 40 % que puede consumirse de la res. En la producción de insectos, los residuos (excretas) se recolectan y aprovechan como abono que mejora el rendimiento de las cosechas y la fertilidad del suelo.

Suflé de grillo, ‘excellent choice!’.

Reportaje publicado en la edición de julio de la revista Mercado.

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