Federico Ahuchaín, fundador y d.g. creativo de Rocknrolla, un estudio de Branding, Ideas y Entretenimiento donde “aprendemos la receta, solo para poder romperla”, y Mario Dávalos –managing partner– y Martín Córdova, –founder & partner–, de La Sociedad, empresa innovadora que promueve la transformación de marcas, empresas, líderes, comunidades y consumidores –osease, de todo– en la era post-publicitaria, han hecho click.
Creemos que hay dos grandes fuerzas que nos unen: cuestionar los modelos tradicionales y entender la innovación como el poder para acercar empresas y comunidades. La comunicación, el diseño, la data, la sociología… esto de saber escuchar y saber convertir lo que se escucha en acción. La publicidad tiene límites muy claros. La innovación es ilimitada.
Trascendiendo los roles actuales. Esto de ser “agencia” es muy corto. Las marcas siempre hablan de querer ser las más amadas, y esto, creemos nosotros, es miópico. Las empresas tienen que amar a sus comunidades. Y solo si eso se logra, y se hace sobre la convicción y no sobre la conveniencia, entonces también serán amados.
El amor aplica para los negocios porque es una relación pura, donde las partes involucradas buscan la misma cosa en el mismo plano. La innovación puede dar eso. Y no hay innovación sin irreverencia.
Porque todos tenemos algo en esas ciudades: orígenes, sueño e intereses. Ya estamos en Guatemala y Santo Domingo. Para el primer trimestre estaremos en Miami y ya veremos como sigue. Estamos en medio de una iniciativa para juntar talento de todo el mundo y armar un colectivo global. Tenemos varios años involucrando Partners en Barcelona y Puerto Rico. Queremos ser la primera empresa global 100% latina.
Hoy en día tener talento anclado a un cheque mensual para el trabajo de innovación por lo menos limita el alcance de los proyectos. La idea detrás del open innovation es poder enchufar en cada proyecto de innovación los talentos específicos que el proyecto necesite y no los que convenientemente tienes ya contratados.
Antropólogos, biólogos, científicos, diseñadores industriales, artistas, arquitectos, ingenieros de procesos, genios de la tecnología, este modelo de trabajo integra a personas que nunca podrías tener encadenada a un escritorio mes a mes, gente a la que quizás no les podrías pagar incluso, el mejor talento del mundo en su rama colaborando de forma específica en proyectos de innovación profundos que van realmente de 0 a 100. Esto es un poco también el “Made to fit”.
No hay dos proyectos iguales. Quien te vende una receta en el mejor de los casos te empujará a ser el mejor de los mediocres.
Cada proyecto tiene que ser analizado por si mismo y construido con disrupción desde el momento en que lo escalas, estructuras y cotizas. Su proceso, equipo y desarrollo desde el estudio de las personas a las que está dirigido, el cuestionamiento del proyecto en sí mismo y su construcción posterior, todo pensado a la medida de la necesidad y el sueño.
Pues esa pregunta es complicada porque me coloca en una posición de hablar de mí. Yo creo que si soy líder o no, le corresponde a los demás decidir. Lo que si te puedo decir es que con el tiempo he identificado mis dos súper poderes: uno es sobrevivir, o sea, buscar siempre una solución para cada problema y no rendirme. Salir adelante incluso de las más grandes dificultades. El otro es aprender de todo el mundo.
Cada persona que conozco me enseña algo, y hago un objetivo puntual aprender algo nuevo todo el tiempo y de todo el mundo. Cada colaborador, socio, cliente, amigo, competidor, hater… todo el mundo te enseña algo si estás dispuesto y disfrutas aprender. Lo que siempre he intentado hacer es cuestionar todo lo que ya sé y modelar el negocio siempre en base a nuevas ideas. Ganar dinero es importante, pero no es lo más importante. (REVISTA MERCADO)
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