Las flores del mal: El conflicto talibán y el comercio de la heroína

Por pferreras | octubre 27, 2021

No es casualidad que durante el crescendo militar que ha antecedido a su victoria final los talibanes se hayan centrado sobre todo en las ciudades fronterizas; ello debido a su enorme importancia económica que se traduce en una ventaja militar y política.

En el pasado reciente sucedió lo mismo; la importancia de estas ciudades comerciales quedó demostrada cuando las facciones beligerantes de Afganistán dejaron de recibir ayuda militar y financiera, principalmente de los rusos y los estadounidenses, tras la retirada de los primeros a finales de la década de 1980, y el control del comercio volvió a recuperar su importancia.

Esto incluía , sobre todo, a la economía de la droga, que se expandió masivamente desde principios de los años 90. Los servicio de inteligencia occidentales no tenían más que consultar sus “archivos de guerra” para haber sabido anticipar cuál iba a ser la estrategia militar del talibán; la del money trail.

La guerra del opio

Y la Historia se empecina en repetirse. En la década de 1990, por ejemplo, Zaranj era una especie de salvaje oeste que se convirtió en un centro de comercio ilícito, aprovechando las antiguas conexiones transfronterizas entre las tribus baluch que se especializaban en el contrabando de combustible, drogas y personas.

Hoy en día se siguen llevando a cabo actividades similares: el opio y la heroína, procedentes de los campos de amapola de las provincias de Farah y Helmand, se pasan de contrabando a través de la frontera, junto con el floreciente negocio del tráfico de personas. Sin embargo, Zaranj también se ha convertido en una ciudad de entrada para el comercio legítimo, incluido el de combustible, materiales de construcción, bienes de consumo y alimentos.

Situada en un corredor clave que conecta Kabul con el puerto iraní de Chabahar, el gobierno afgano ha invertido en carreteras e infraestructuras fronterizas como parte de un esfuerzo más amplio para consolidar las relaciones con Irán y reducir su dependencia del comercio con Pakistán.

Mala hierba nunca muere

Opio
Opio

En 2020, según el último estudio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, se produjo un aumento del 37% en la cantidad de tierra destinada al cultivo de adormidera. Si bien la superficie cultivada aumentó considerablemente en todas las principales provincias productoras de adormidera, la región sudoccidental siguió siendo la principal región productora de opio del país, representando el 71% de la producción total de opio en el Afganistán.

A partir de los datos recopilados, la producción potencial de opio se estimó en 6.300 toneladas. El valor de la producción de opio en las granjas en 2020 se estimó en US$ 350 millones, que es un indicador importante para los ingresos generales de los agricultores por el cultivo de opio. Con US$55 dólares por kilogramo, los precios en las explotaciones agrícolas se situaron en su nivel más bajo desde el 2009.

Tanto los triunfantes talibanes hoy, como el Gobierno en su día, se han pronunciado sobre la lucha contra las drogas ilícitas, pero los factores subyacentes siguen siendo demasiado fuertes. El tráfico de drogas está demasiado arraigado en las estrategias de acumulación y supervivencia de los players políticos y militares, así como de la población en general, lo que impulsará el mercado mundial de la heroína, además de alimentar el creciente problema de las drogas dentro de Afganistán y los países vecinos. (REVISTA MERCADO)

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