La fiebre por el suelo virtual despega en el metaverso

Por [email protected] | septiembre 30, 2022

Reportaje publicado en la edición de septiembre de la revista Mercado.

El universo virtual que plantea el metaverso está cada vez más presente en la realidad y en el día a día de los negocios. Son muchos los sectores que están incorporando sus mercados en este nuevo mundo. El inmobiliario es un claro ejemplo. Sus ventas en el espacio digital superaron los US$500 millones el año pasado y podrían duplicarse en 2022. Según las estimaciones de Goldman Sachs (uno de los grupos de banca de inversión y de valores más grande del mundo), este nuevo sector tiene potencial de convertirse en una industria de más de US$16 mil millones a nivel mundial. Por otra parte, de acuerdo con CNBC y con un informe de BrandEssence Market Research, se prevé que este mercado inmobiliario crezca a una tasa anual de 31 % entre el 2022 y el 2028.

Así, existe un notable interés en adquirir terrenos, mansiones y otro tipo de propiedades en ese mundo virtual. Y al igual que ocurre en el mundo real, en el metaverso el valor de la tierra tiene una tendencia al alza, perfilándose como una industria prometedora para el futuro.

Actualmente, existen cuatro universos populares y establecidos con una buena base de usuarios: Sandbox, Decentraland, Cryptovoxels y Somnium Space. En todos ellos los bienes inmuebles se han convertido en el foco de atención para quienes incursionan en las inversiones en el metaverso. La consultora Price Waterhouse Coopers (PWC) se encuentra entre las últimas firmas en entrar en el mercado inmobiliario de The Sandbox, una de las plataformas de mundos virtuales en las que la gente puede socializar, jugar o acudir a conciertos. Mientras tanto, Metaverse Group, una empresa de bienes raíces enfocada en la economía del metaverso, compró supuestamente un terreno en Decentraland, en US$2,43 millones.

Otras compañías, como Nike y Microsoft, también han anunciado que se lanzarán a este espacio.

¿Para qué compran?

Dejando a un lado los incentivos financieros, es posible que te preguntes qué harán realmente las empresas y las personas con sus propiedades virtuales. Por ejemplo, la compra realizada por el Grupo Metaverse se llevó a cabo en el recinto de moda de Decentraland. Según el comprador, el espacio se utilizará para albergar eventos de moda digital y vender ropa virtual para avatares, otra área potencial de crecimiento en el metaverso.

Más negocios del siglo XXI: El ‘boom’ de la moda digital: píxeles en lugar de textiles

Aunque los inversores y las empresas dominan este espacio por ahora, no todos los bienes raíces del metaverso costarán millones. Pero, ¿qué podría ofrecerle ser propietario de un terreno virtual? Si compra una propiedad física en el mundo real, el resultado es tangible: un lugar para vivir, para tener seguridad, para recibir a familiares y amigos.

Aunque las propiedades virtuales no proporcionan refugio físico, existen algunos paralelismos. Al comprar bienes raíces virtuales podría construir en ellos. O puede elegir una casa ya construida que le guste. Además, puede personalizarla con varios objetos (digitales), puede invitar a amigos y visitar los hogares virtuales de otras personas. aunque esta visión aún es lejana. Así, los tecnólogos predicen que el metaverso madurará hasta convertirse en una economía en pleno funcionamiento en los próximos años, además de una experiencia digital sincrónica tan ligada a nuestras vidas como lo están ahora el correo electrónico y las redes sociales.

Los proyectos más ambiciosos en el Metaverso

Todavía estamos al comienzo de esta nueva era, algunos proyectos concretos empiezan a tomar forma. A principios de 2023, Seúl, la capital de Corea del Sur, tendrá su ‘gemelo’ digital en el que será posible interactuar con las personas a través de avatares en 3D. Se podrá acceder a varios servicios, trabajar o simplemente visitar la ciudad como turistas. ‘Seoul Metaverse’ se desarrollará progresivamente durante un período de cinco años, con el objetivo de virtualizar las actividades principales de la administración pública.

A través de visores para la realidad aumentada, lentes inteligentes o ‘controller’ de nueva generación, se podrá interactuar con funcionarios, realizar diversos trámites y participar en eventos, como las campanadas del Bosingak Belfry en Nochevieja, o el Festival de los Faroles. También serán visitables virtualmente atracciones como Gwanghwamun Plaza, Deoksugung Palace y Namdaemun Market. Los pagos se realizarán con la criptomoneda local, el S-coin.

Por su parte, el Manchester City, en colaboración con Sony, ha arrancado la construcción del primer estadio de fútbol del mundo dentro del metaverso. El objetivo es llenar el Etihad Stadium virtual para que los aficionados que no puedan acudir físicamente a Manchester experimenten un partido “en vivo” desde la comodidad de su hogar en cualquier parte del mundo. El City vaticina, de hecho, que dentro de diez años ver un partido por televisión no será la forma más habitual de vivir el fútbol.

¿Un futuro real?

Más allá de los proyectos llevados a cabo por grandes grupos económicos u organismos públicos, cualquier inversión privada en el metaverso es una apuesta arriesgada. Uno de los motivos es que se necesitan grandes cantidades de criptomonedas y resulta muy caro diversificar las inversiones en múltiples plataformas, con la esperanza de adivinar cuál de ellas se establecerá como el estándar.

El valor de los lotes depende de la importancia percibida de la plataforma en la que se encuentran, pero también de su ubicación o relevancia dentro del mapa: igual que en el mundo físico, un terreno en el centro generalmente cuesta más que uno en las afueras. Después de adquirir un lote, se pueden construir edificios u organizar eventos para aumentar su valor. Y también es posible alquilar las parcelas o comprar edificios ya construidos.

Por otro lado, no hay que olvidar que, si las actividades inmobiliarias reales se desarrollan en un mundo finito con espacios limitados, las del metaverso lo hacen en un entorno que tiende al infinito. De hecho, potencialmente se pueden crear infinitos mundos y ciudades nuevas, y en cada una ‘construir’ rascacielos sin límite de plantas, lo cual tiene evidentes repercusiones en el valor de los inmuebles.

‘La Meca’ del metaverso: Dubái quiere estar entre los primeros lugares

Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.