En este 2022, el mercado de criptomonedas ha vivido sus peores momentos, luego de que sus principales activos se derrumbaron a causa de la crisis económica generada a raíz de la pandemia del covid-19 y el posterior conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, siendo Bitcoin el más golpeado. Pero también hubo muchos acontecimientos dentro del ecosistema de activos digitales.
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La que hasta hace poco era considerada la criptomoneda más fuerte, ha experimentado una caída del 67 % desde que alcanzó su máximo histórico de los 40,000 dólares, en noviembre 2021. Ante la caída del mercado de criptoactivos, cada vez menos inversionistas apuestan por las monedas digitales, especialmente ante una posible recesión económica en Estados Unidos, antes de que finalice el 2022.
Para complicar más la situación del mercado de activos, precisamente en Estados Unidos, se debaten algunos proyectos en las cámaras para regular el sector de monedas digitales. Una de las debacles más sonadas en este año en el mercado de activos es la caída de la criptomoneda Luna, que dejó en la calle a cientos de inversores que apostaron su dinero a este activo digital en busca de rentabilidad, pero finalmente vieron cómo se desvanecieron los ahorros de toda su vida cuando este criptoactivo perdió valor.
Con todo el viento en contra, hay “criptodevotos” o “criptoevangelistas” que están convencidos de que el desplome actual, particularmente del Bitcoin, es parte de uno de los ciclos de altibajos que se vienen presentando desde que se crearon las monedas digitales a finales de 2009.
Para definir a los tipos de usuarios y a las diferentes corrientes que se mueven día a día en el mundo de las criptomonedas, se popularizaron varias escalas, en las cuales la mayoría recurre a diferentes animales para encasillar a los numerosos perfiles de inversionistas.
Así, es habitual toparse expresiones como “corrida de toros”, que significa que hay una tendencia al alza en el mercado durante un período prolongado. O «trampa de osos«, para describir un escenario opuesto, en el que los valores parecen que están a punto de derrumbarse y de esta manera se “atrapa” a inversionistas que vendieron por pánico y se quedan fuera del posterior rebote.
En el terreno de las criptomonedas, otra clasificación animal cobró fuerza en estos días con el término “Ballenas Bitcoin“, que designa a grandes players que desembarcan con impactantes sumas. En esta escala, los expertos realizan la siguiente distinción:
Se debe resaltar que las tres mayores tenencias de Bitcoin abarcan el 3,07 % de toda la existencia de bitcoins en circulación y representaban un valor de aproximadamente de 27, 800 millones de dólares.
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Bitcoin cotizaba a US$ 38,800 cuando Tesla anunció el 8 de febrero de 2021 que había comprado Bitcoin por valor de 1,500 millones de dólares. Después del anuncio público de Tesla, el precio de Bitcoin ganó casi un 50 % en solo 14 días y subió hasta $57,650.
El 21 de julio de 2022, Tesla vendió el 75 % de sus tenencias de BTC. Aunque la declaración de Tesla provocó una caída de precios al instante, el mercado volvió al mismo nivel después. Tesla es una ballena de Bitcoin, pero las publicaciones especulativas de Elon Musk que usan muchos tokens de memes, han reducido la influencia de Tesla en el criptomercado.
De la misma forma que pasa en la bolsa con las acciones, o con un bien indiferente que se comercie, las criptomonedas experimentan variaciones en sus precios, basándose en la oferta y demanda. Lo que sucede con las criptomonedas es que, en el momento que los inversores manifiestan interés en comprar, se dispara el incremento de la demanda, y por su defecto se elevan los precios.
Al mismo tiempo puede presentarse una situación adversa, la cual incrementa la oferta, tal como que se busca vender y cada cual ofertará un precio más bajo consecutivamente para poder optar por la mejor posibilidad y vender sus criptomonedas lo más rápido posible. De esta forma el precio bajaría a tal punto que nadie acceda a vender por debajo de cierto precio que se establece a medida que se dan las ventas.
Lo importante es saber que si a gran escala la ballena no realiza ventas de sus criptomonedas, no habrá incremento de la oferta, por lo tanto, el precio no tiene por qué experimentar ninguna variación. En cambio los inversionistas alrededor del mundo procuran adelantarse a las ventas de las ballenas, ya que un simple movimiento de una ballena causará un efecto en cadena, enfocándose en el miedo. Lo que implica que miles de inversores vendan sus criptomonedas de antemano a que la ballena haga movimientos y venda anticipadamente a ellos y bajen notablemente los precios.
Los críticos del ecosistema criptográfico dicen que las ballenas hacen que este espacio sea centralizado, tal vez incluso más centralizado que los mercados financieros tradicionales. Diversos estudios indican que el 2 % de las cuentas controlaba más del 95 % de Bitcoin.
Las estimaciones afirman que el 1 % superior del mundo controla el 50 % de la riqueza global, lo que significa que la desigualdad de riqueza en Bitcoin es más frecuente que en los sistemas financieros tradicionales: una acusación que rompe la noción de que Bitcoin puede potencialmente romper las hegemonías centralizadas.
El cargo de centralización en el ecosistema de Bitcoin tiene consecuencias nefastas que potencialmente pueden hacer que el criptomercado sea fácilmente manipulable.
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Artículo retomado de la edición de Mercado Septiembre 2022
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