Microsoft Office se despide más de 30 años después. Pero no te asustes: podrás seguir utilizando Excel, Word o PowerPoint. Se trata de una estrategia corporativa que implica disolver la marca Office para integrarla en una paraguas mayor: Microsoft 365. Ambas marcas, de hecho, llevan tiempo conviviendo y, con esta decisión, la big tech apuesta por centralizar sus productos a través de la segunda. La operación comenzará a partir de noviembre y no implicará la desaparición de sus programas habituales.
Microsoft 365 presentará una imagen, logo y color nuevos. Además, tendrá la vocación de convertirse en una gran plataforma de aplicaciones y programas con un objetivo: ayudar a sus usuarios a mejorar su productividad.
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En palabras de la compañía, «Microsoft 365 es la nube de productividad, diseñada para ayudar a cada uno de nosotros a conseguir lo que importa, en nuestro trabajo y en nuestra vida, con las mejores aplicaciones, servicios de la nube inteligentes y seguridad avanzada». Entre sus contenidos permanecerán, entre otros, los tradicionales Word, Excel, PowerPoint, Outlook, OneDrive o Teams.
En definitiva, un cambio de imagen por el que no debes preocuparte. Tanto tus programas como tus documentos estarán a salvo y disponibles en la nueva herramienta.
El cambio comenzará en noviembre por la versión web de las aplicaciones, que ya empezarán a presentar gradualmente la nueva imagen, si bien su funcionamiento permanecerá igual. El turno de las aplicaciones de escritorio, para computadora o dispositivos, llegará, probablemente, a partir de enero de 2023. Por el momento, parece que permanecerá sin cambios la versión de pago único.
En cuanto a los planes de pago, también se mantendrán. De hecho, los usuarios no necesitarán repetir sus suscripción ni realizar ningún cambio para pasarse a la nueva plataforma. Actualmente, el paquete ‘business’ básico de Microsoft 365 asciende a US$6 mensuales, mientras que el más completo tiene un precio de US$22 al mes, ofreciendo, entre otras ventajas, una mayor protección ante ciberataques.
De esta forma, Microsoft soluciona los problemas que a nivel de imagen y de experiencia de usuario podía implicar tener dos marcas que prácticamente tenían la misma razón de ser. El motivo de su convivencia era que Microsoft no tenía claro el paso de renunciar a Office, una marca muy consolidada, pese a haber lanzado 365 como parte de su estrategia para posicionarse como empresa de servicios. Tras años de coexistencia, la compañía resuelve la confusión.
Llega la hora, por tanto, de decir adiós a un clásico.
Por Borja Santamaría
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