Desde 2019, el Pentágono firmó un controversial contrato con Microsoft, para adquirir sus servicios en la nube y almacenar allí sus datos; sin embargo, la gloria para la gigante tecnológica se desvaneció en un instante, pues el Departamento de Defensa de Estados Unidos canceló el contrato valorado en $ 10,000 millones de dólares estadounidenses.
La importancia de este contrato va más allá de su valor económico (el mayor de la historia del Pentágono en el ámbito tecnológico), porque es visto como pionero y le pueden seguir otros similares desde otras agencias gubernamentales.
Tras el anuncio, el proceso se abrirá a más compañías aparte de Microsoft, dando alas a las aspiraciones de Amazon, que había llevado el caso a los tribunales desde su ejecución.
Amazon acusó al Gobierno, y concretamente a Trump –que no se llevaba bien con su entonces consejero delegado, Jeff Bezos–, de haber tomado una decisión política y presentó una demanda judicial.
El Pentágono, aunque supuestamente abrió sus horizontes a otras compañías tecnológicas que ofrecen servicios en la nube, explica que solo podrán optar por Amazon o Microsoft, porque según «la investigación de mercado» que ha hecho «son los únicos proveedores de servicios en la nube capaces de reunir los requisitos».
Con este proyecto el Pentágono quiere crear un gran sistema operativo basado en la nube para las Fuerzas Armadas de EE.UU., aprovechando las capacidades tecnológicas de proveedores privados para crear nuevas aplicaciones en el campo de batalla.
La iniciativa comenzó hace cuatro años, cuando era secretario de Defensa Jim Mattis -durante el mandato del expresidente Donald Trump (2017-2021)-, quien esperaba que JEDI sirviera de plataforma para la adopción en el Pentágono de la Inteligencia Artificial para competir con China.
Sin embargo, el contrato se malogró debido la insistencia del Departamento de Defensa en que fuera adjudicado a una sola compañía en lugar de hacerlo a varias.
Firmas como Oracle y IBM protestaron incluso antes de que se adjudicara a Microsoft, argumentando que ese enfoque iba en contra de las buenas prácticas empresariales.
Hasta el anuncio de la adjudicación a Microsoft a finales de octubre de 2019, la principal favorita para llevárselo era Amazon.
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Fuente: Efe