Fue una madrugada del día 10 de julio de 1973, en plena noche del verano romano, John Paul Getty III fue secuestrado por un grupo de antisociales que rápidamente lo llevó con los ojos vendados desde la capital italiana hasta el pueblo pesquero de Seminara, en el sur del país.
Pidieron 17 millones de dólares por la entrega del chico de 16 años y el destinatario de tan alta petición (unos 94 millones de dólares en la actualidad) fue su abuelo, el millonario petrolero J. Paul Getty.
Considerado en ese momento por la revista Fortune como el hombre más rico del planeta, el dueño de la Getty Oil Company se transformó rápidamente en un villano de película a la luz de los detalles del caso.
No sólo no aceptó pagar los 17 millones que le pidieron los mafiosos italianos, sino que regateó y regateó el precio de la vida de su nieto durante cinco meses, desde el 10 de julio hasta el 15 de diciembre, cuando John Paul Getty III fue encontrado vivo en una estación gasolinera de Lauria, en la región sureña de Basilicata.
Le faltaba una oreja. Un mes antes había llegado a un diario italiano, como un anuncio intimidatorio de que los captores ya no tenían paciencia y pretendían descuartizarlo.
El director Ridley Scott recuperó la figura de John Paul Getty en la película “Todo el dinero del mundo”, donde se cuenta esta historia, enfocada también en todos los claroscuros de una familia hundida por la avaricia de su patriarca y solo parcialmente iluminada por el coraje de Gail Harris, protagonista y madre de John Paul Getty III.
(REVISTA MERCADO)
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