La tradición del «regalo perfecto»

Por revistamercado | diciembre 29, 2020

Hay pocas cosas más emocionantes y significativas que recibir un regalo. Pero la tradición detrás de obsequiar va más allá de celebrar lo especial de una fecha, una ocasión, o un logro. Históricamente, la humanidad ha dado regalos con un significado emocional, personal, y cultural.

Ya sean chocolates, licores, perfumes o incluso monumentos, los regalos se han convertido en una forma de conectar con nuestros seres más queridos de una manera intensamente profunda. Y a lo largo de este 2020, la tradición de dar obsequios se ha transformado. Desde enviar sorpresas a aquellos con quienes no hemos podido compartir tiempo durante el aislamiento, a darnos regalos a nosotros mismos en este año difícil, los obsequios han ayudado a reducir la distancia física con una conexión emocional profunda.

Y es que son numerosos los ejemplos de personas alrededor del mundo, que, para mantener contacto con sus amigos, familia, y seres queridos, han recurrido a regalos especiales para mantener su cercanía y vínculo emocional cuando la posibilidad de encontrarse físicamente se hace imposible. Ya sean libros, postres, bebidas o una tarjeta, estos obsequios han mantenido los lazos emocionales unidos en un año difícil mundialmente.

Una Tradición Ancestral

Dar regalos no es un fenómeno moderno. Desde el periodo paleolítico, el hombre de las cavernas ya solía dar pequeños obsequios como piedras talladas o dientes de animales para expresar su afecto. A medida que avanzaron los siglos, los obsequios fueron más elaborados, y el significado tras ellos se hizo tan importante como el regalo mismo.

Una leyenda cuenta que el rey Nabucodonosor II quiso darle a su esposa un regalo que nunca pudiera olvidar: los Jardines Colgantes de Babilonia, diseñados para recordarle su hermosa tierra natal. Este regalo no solo cautivó a Amitis, también se convirtió en una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

De forma similar, el emperador musulmán Shah Jahan encargó construir el Taj Mahal como un regalo, y monumento, a su esposa difunta. Este acto de amor ha perdurado a lo largo de los siglos y ahora es una de las construcciones más visitadas del planeta, creando sin querer un regalo compartido con todos.

Regalos Clásicos

Tradicionalmente, las bebidas han sido el regalo favorito para los grandes eventos de nuestra vida y ocasiones especiales. Antes de navegar, los barcos son «bautizados» con una botella de licor para la buena suerte. También, en varios países occidentales es costumbre regalar una botella de un buen licor en momentos especiales como la compra de una vivienda, un grado, o un ascenso laboral.

Precisamente, cuando se trata de licor, una opción eternamente popular es el whisky. Si bien se originó en las Islas Británicas hace más de cinco siglos, hoy su atractivo es más grande que nunca. Desde ser el protagonista de cócteles complejos en una salida nocturna, hasta ser una bebida para disfrutar y saborear en una reunión íntima, el renacimiento cultural del whisky lo ha convertido en un gran regalo para casi cualquier persona. Además, con lotes exclusivos y ediciones limitadas en el mercado, la elegancia del whisky le convierte en un regalo aún más significativo.

Incluso, para un conocedor del whisky, darse el gusto con su botella favorita es un acto esencial de autorregalo. El placer de disfrutar lentamente de un licor al que se puede volver una y otra vez da la sensación de un obsequio perdurable en la memoria y el tiempo.

Ya sea que alguien compre whisky para un regalo o para una ocasión especial, este es un obsequio impregnado de tradición y elegancia que permite compartir momentos especiales con seres queridos. Una alternativa que resalta y destaca por su trasfondo cultural, de creación y atemporalidad; y una opción que nunca pasará desapercibida para esa persona especial que recibe un obsequio, conectando lo vivencial con lo emocional.

Fuente: Diageo.com