Napoleón, el emperador de las subastas

Por mjimenez | septiembre 11, 2021

Por definición, todas las posesiones pertenecientes a Napoleón tienen procedencias extraordinarias, especialmente los «sombreros de guerra», pero la procedencia del bicornio actual es especialmente atractiva, aunque también algo misteriosa.

El último bicornio de Napoleón que fue subastado lo compró un coleccionista surcoreano por 2,2 millones de dólares (1,86 millones de euros). Ahora, otro sombrero del emperador, que se encuentra en exhibición en las salas Bonhams en Hong Kong, viajará a Londres para ser subastado el próximo 27 de octubre. Bonhams ha estimado su valor entre 140.000 dólares y 180.000 dólares (entre 118.470 euros y 152.320 euros), aunque es probable que se pague mucho más.

Sobrevivió a los siglos para terminar en una subasta en manos de un modesto subastador alemán y lo compró un coleccionista anónimo. Al parecer, ninguna de las partes sabía que perteneciera al emperador francés, aunque el comprador debía haber tenido al menos un indicio.

Una inscripción que hay en su interior, además del hecho de ser del tamaño apropiado para la cabeza de Napoleón, fue lo que finalmente llevó a hacer un examen más exhaustivo del sombrero. En esta evaluación se encontraron dos cabellos con el ADN distintivo del emperador, según Bonhams.

La posibilidad de que esos cabellos de Napoleón pudieran haber sido colocados en un bicornio antiguo se considera tan pequeña como el tamaño de los pelos encontrados. La confianza en los resultados de la prueba de ADN podrían elevar sustancialmente el precio de la subasta, hasta superar los 2 millones de dólares (1,69 millones de euros).

Las otras subastas millonarias

La impresionante colección personal de Taubman:Alfred Taubman fue un empresario, inversionista, filántropo estadounidense y antiguo propietario de Sotheby’s, que falleció en 2015 a sus 91 años. Meses después de su fallecimiento, su colección personal fue subastada en cuatro plazo y con esta se esperaba  recaudar 500 millones de dólares.

La colección personal de Yves Saint Laurent, que Christie’s puso en subasta en 2009 por 477 millones de dólares.

El Códex de Leonardo Da Vinci: El manuscrito más caro que se ha vendido en la historia, ¿el comprador? Bill Gates. El magnate de la informática lo compró en una subasta en 1994 por 30.802.500 dólares.Junto a esta, las otras subastas millonarias que se han visto a lo largo de la historia son:

Los pelos de las celebridades se han convertido en verdaderos objetos de culto, tal es el caso de Elvis Presley, vendido por 115.000 dólares en el 2002.

La escultura Artemisa y el ciervo con más de 2.000 años de antigüedad puede pasar desapercibida, pero el precio por el que se adquirió no, 29 millones de dólares pagó un particular en una subasta organizada por Sotheby’s.

Ferrari 250 Testa Rossa: No es el que más caballos tiene ni el más estable, pero sí el más deseado. En una subasta de RM Auctions y Sotheby´s un particular pagó 12 millones de dólares por esta reliquia de 1957.

El mueble Gabinete de Badminton: La multimillonaria Barbara Piasecka Johnson lo compró por 16 millones de dólares, que lejos se quedan de los 36 millones de dólares que pagó el príncipe Hans Adam II de Liechtenstein, por este mueble con más de dos siglos de antigüedad.

Diamante Wittelsbach: La joya más cara del mundo es española y pertenecía a Margarita Teresa, hija del Rey Felipe IV. En el 2008 un coleccionista que se había hecho con ella la vendió por más de 24 millones de dólares.

El Picasso de Desnudo, hojas verdes y busto: El malagueño realizó esta obra en un solo día, hace más de 70 años. Es la pintura más cara jamás subastada por 106, 5 millones de dólares. A ella le sigue otro Picasso que también bate el récord al ser vendido por 70 millones de dólares.

A pesar de la variedad de objetos subastados, los gigantes de las subastas ni se plantean prescindir de las grandes ventas de joyas magníficas u obras de artistas de renombre, esas que resuenan de cuando en cuando en la prensa por lo desorbitado de sus cifras y que son un show en sí mismas.

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