Algunas mujeres están destinadas a emprender. Desde que entran a la escuela, o tal vez antes, están ansiosas por iniciar un negocio y llevarlo hacia el éxito sin que nada las detenga para hacer sus sueños realidad. Para otras, comenzar un negocio es muy intimidante. Si estás considerando convertirte en una emprendedora y aún no llegas a los 20, ten presente los beneficios que vienen de esto.
April Koh inició Spring Health, una plataforma para grandes empleadores que buscan brindar mejores opciones de salud mental para sus empleados, cuando tenía 24 años y aún era estudiante en la Universidad de Yale. Seis años más tarde, y luego de una recaudación de fondos de 190 millones de dólares que llevó a su compañía a una valoración de 2 mil millones de dólares, Koh pasó a hurtadillas a la cofundadora de Shippo, Laura Behrens Wu, para convertirse en la directora ejecutiva unicornio más joven. Aunque Koh dice que irse como fundadora muy joven no siempre ha sido muy fácil, especialmente como mujer y persona de color, también cree que la inexperiencia tiene sus ventajas.
«Creo que es la edad perfecta para sumergirse en ser un fundador, cuando tienes veintitantos años», dijo Koh, que ahora tiene 29 años. Asegura que iniciar negocios más jóvenes significa que las mujeres CEO pueden ganarse un poco más de tiempo y descansar del temido tic-tac del reloj biológico. «No tienes que preocuparte por eso durante mucho tiempo, y puedes lanzarte al viaje empresarial con todo lo que tienes y no tienes mucho que perder».
Sin embargo, emprender tiene otras ventajas, entre las que se encuentran:
Podrías tener más estabilidad. Esto significa que no vas a depender de tener un empleo convencional y por lo tanto, una vez que consolides tu negocio tendrás mayor estabilidad laboral, al mismo tiempo que lideras un equipo de trabajo. Además, ser emprendedor te brinda prestigio y distinción en tu rubro, demostrando disciplina, capacidad de innovación y organización.
Te esfuerzas por algo propio. Una de las ventajas de emprender es que concentras tu energía en proyectos que te hacen feliz y te llenen tanto mental como espiritualmente. Trabajar en tus propias ideas no solo es positivo para ti, también lo es para tus clientes, ya que tendrás mayor interés y pasión por lo que haces.
Satisfacción de haberlo intentado. En ocasiones no todo resulta como lo esperabas, lo mismo puede ocurrir con un emprendimiento. Esto no significa que fracasaste, sino que fuiste lo suficientemente valiente para llevar a cabo tu proyecto y no dejarlo como una idea abstracta. Además todas las experiencias son aprendizaje; evalúa por qué no funcionó, quizás no era el momento adecuado para desarrollarlo.
Autonomía. Atender tu propio negocio te ofrece mayor libertad al tomar decisiones, hacer cambios e invertir en lo que creas necesario. Sin embargo, esto no quiere decir que puedas descuidar las tareas diarias, al contrario, uno de los pilares de cómo crear un negocio es que debes ser mucho más organizado, responsable y cuidadoso con todos los aspectos que conlleva liderar un emprendimiento.
Administrar tus tiempos. Un negocio particular permite que definas un horario de trabajo personalizado y lo cumplas bajo tus propios preceptos. Esto significa que tienes la oportunidad de utilizar tu tiempo como quieras de forma provechosa.
Puedes aplicar tu creatividad. Al momento de preguntarte ¿cómo crear un negocio?, no debes dejar de lado la creatividad. Una idea destaca por su innovación a la hora de resolver un problema latente, busca nuevas alternativas y ponlas en práctica; no te quedes con lo primero que llegue a tu mente. (NF)
