No aparece en los decálogos, los manuales empresariales o de marca, seguramente porque muchos dan por sentado que se trata del parámetro mínimo de educación. El entorno laboral ha cambiado mucho en la última década y muchas habilidades blandas han quedado en el pasado, y la amabilidad es una de ellas. Elemento que además se incluye en la construcción de marcas personales.
La pandemia llegó para reconectarnos con la amabilidad en el lugar más inesperado: las comunicaciones corporativas. Ahora vemos en las comunicaciones electrónicas muchas expresiones amables, aunque a fuerza de repetirse con la intención de apelar a la sensibilidad, en medio de los peores momentos de la crisis sanitaria.
Esa amabilidad que fue un alivio en aquellos momentos, no tiene porqué decaer ahora. Por ello, ahora surge como un elemento valioso de la marca personal.
Al respecto el lingüista David Crystal, impulsado por su interés en las comunicaciones digitales, expresa cómo la creciente apreciación por la amabilidad muestra «el progresivo reconocimiento del impacto negativo que pueden tener los mensajes electrónicos que, al carecer del matiz de una expresión facial o una entonación, pueden resultar demasiado abruptos e impositivos».
Poco a poco vemos caducar las expresiones diplomáticas aprendidas antiguamente, para expresar amabilidad. Ahora el lenguaje de internet comienza a saltar de la pantalla para convertirse en genuinas expresiones diarias, que a su vez sellan la construcción de nuevas marcas personales.
Al momento de desplegar calidez, las mujeres tenemos ventaja pues el reparto de los roles de género nos ha destinado, obligatoriamente, el cuidado de todo lo emocional. De hecho, el giro por la amabilidad no solo contribuye a crear entornos más armoniosos, sino que resulta una decisión estratégicamente beneficiosa para nosotras.
Para adoptar la amabilidad como un valor de marca personal, es importante tener en cuenta que no se trata de ser políticamente correcto. Fingir amabilidad siempre es un error, puede llegar a convertirse en una demostración de hipocresía.
La gentileza funciona cuando se ejerce de manera sincera, pero pierde todo su poder cuando se limita a ser expresada bajo las formas convencionales de la buena educación. Para emitirla de forma auténtica, debes comenzar por creer en ella. En otras palabras, poseer la intención sincera de considerar importante las circunstancias y el bienestar de las personas. (KR)
