«De pequeña no recuerdo haber jugado con otra cosa que no fuera cocinar, me encantaba estar de un lado a otro con mi padre o con mi madre», narra la chef María Marte para el libro Dominicana Creativa: Talento en la economía naranja producido por el Banco Popular.
Su mayor pasión siempre estuvo integrada a su vida, su madre era pastelera y su padre dirigía el único restaurante que había en mi pueblo: El Rincón Montañés. Así creció, hasta llegar a vivir en Madrid donde pasó 16 años de su carrera, en lo que más tarde llamaría su «segundo hogar», El Club Allard.
Del sinfín de experiencias vividas en el club, la chef María Marte adquirió conocimientos y destrezas de en la elaboración de platos diversos. Esto fue la llave a la alta cocina, a través de ella, pudo colocar los ingredientes de la cultura culinaria dominicana en un puesto de preeminencia e incorporar preparaciones y recetas que lleven la marca de tan variada gastronomía a nivel internacional.
Es precisamente la gastronomía dominicana el producto que se ha convertido en una de las principales riquezas, que anualmente millones de turistas de distintas partes del mundo. En consecuencia, el sector es un contribuyente esencial de la economía naranja, un concepto difundido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
«En República Dominicana vamos necesitando crear conciencia sobre el tema en el renglón que nos ocupa. Somos uno de los países más ricos en variedad de restaurantes con productos, estilos y cocinas provenientes de Europa, Estados Unidos, China, países árabes, mexicana y de otras partes del mundo. Pero, del mismo modo, la cocina dominicana ha ido incorporándose como una gastronomía gourmet, gracias a la labor de chefs emprendedores y creativos que han convertido nuestra comida habitual en delicia gastronómica para criollos y extranjeros», dice la chef para el libro.
