El ADN creativo ha estado de manifiesto en la familia de Dominique Bluhdorn por mucho tiempo. Comenzando por el padre, Charles Bluhdorn, un empresario visionario que decidió apostar a la República Dominicana, y llegando a su hija Dominique que tomó este legado como el norte de su vida.
El talento de Dominique sigue sin pasar desapercibido, motivo por el cual la revista Mercado le ha hecho un reconocimiento por sus aportes, influencia y trascendencia para el diseño, las artes y la cultura del país.
En todo caso, Bluhdorn ha sido una mujer que ha contribuido a forjar los cimientos creativos de un claustro (CHAVÓN La Escuela de Diseño) donde se han formado los mejores de la industria nacional del diseño y las artes.
Como bien es reseñado en el libro especial de Banco Popular, «Dominicana Creativa: Talento en la Economía Naranja», cuando Charles Bluhdorn fundó Casa de Campo Resort, con Oscar de la Renta como diseñador original y William Cox como arquitecto del hotel y de las primeras villas; consiguió una frondosa meseta y una vista espectacular, ideal para una ciudad creativa en la cima de la colina, inspirada en los pueblos mediterráneos donde artistas pudiesen vivir y trabajar. Una localidad ideal para que el arte se fundiera con el potencial turístico del país.
Esta ciudad sería conocida como Altos de Chavón, cuyo anfiteatro fue inaugurado en el 20 de agosto de 1982 por el cantante Frank Sinatra. Se convirtió en la cuna de artistas, tan multifacética que ha incluido las artes escénicas y visuales, espacios de exhibición, estudios de artistas, talleres de artesanía y un museo arqueológico.
A la cabeza, se encuentra Dominique Bluhdorn quien se desarrolla también como presidenta de la Fundación Centro Cultural Altos de Chavón. Forma parte de la Junta Directiva de Parsons desde hace más de 20 años y es integrante de la directiva Dominican Visual Artist Association en Nueva York, de la American Humane Society y de Patrimonio Cultural de La Romana.
Dominique cuenta en el especial de Dominicana Creativa de Banco Popular, cómo David Levy se convirtió en una influencia importante y un mentor en su vida que perfeccionó su interés por el diseño. Esto se fortaleció aún más cuando se unió a la Junta de Gobernadores de Parsons y a través de años de interacción con algunos de los mejores diseñadores del mundo, como Paula Sher, Massimo Vignelli, Armando Milani, Ivan Chermayeff, Félix Beltrán, Lance Wyman, Lella Vignelli, Stefan Stagmeister y Henry Wolf, por mencionar algunos.
Su interés se ha trasladado al ADN institucional de llevar el diseño a la comunidad general. Esto llevó a Chavón a organizar la primera conferencia internacional de diseño en 2002 en Santo Domingo, como parte de las celebraciones del vigésimo aniversario de la Escuela de Diseño.
Además, su pasión por las artes y el cariño creciente que fue sintiendo por República Dominicana la mantienen, hasta el momento, como una propulsora de la educación y del país mismo. «Me preocupo por las oportunidades locales que existen en el mundo de la moda, pues aunque muchos piensan en exportar el próximo Óscar de la Renta, Dominicana requiere y tiene oportunidades que involucran mucho más que el diseño. Una de mis luchas personales es que el talento tenga oportunidades de trabajo en el mercado local, que a veces no brinda el apoyo necesario a los propios diseñadores», dice Dominique.
Dominique define a la economía naranja como una de las industrias más diversas: «no es alta costura solamente, es todo un conglomerado de negocios , de productos y servicios, desde carteras, zapatos, accesorios, decoraciones, que incluye la producción, mercadeo, estrategia de negocios…».
Por: Karime Rivas.
