Francia Márquez y Marelen Castillo, una batalla por la vicepresidencia en el que ganan las mujeres

Por Karime Rivas | junio 1, 2022

En la víspera de una segunda vuelta, en Colombia se habla de que por primera vez el país tendrá una vicepresidenta afrodescendiente. Tanto Gustavo Petro como Rodolfo Hernández, ambos candidatos a la presidencia, escogieron mujeres como candidatas a la vicepresidencia.

Con perfiles completamente diferentes, Francia Márquez, candidata a vicepresidenta de Petro, y Marelen Castillo, compañera de política de Hernández, tienen valiosas carreras fuera del sistema político tradicional y con una agenda amplia en diversos temas.

Ellas protagonizan una contienda en el que hay un puesto ganador asegurado: el de las mujeres.

Francia Márquez

Con 39 años, Francia Márquez nació en Suárez, Cauca una zona del suroccidente colombiano que lucha contra el narcotráfico, la minería ilegal y el conflicto armado.

Desde los 15 años ha sido una activista por el medioambiente, lo que se convirtió en su primera gran batalla política. Cuando se opuso a un proyecto para la desviación de ovejas-crucial (para la supervivencia de miles de indígenas y afrodescendientes) de la región hacia una represa su rostro comenzó a estar en el mapa.

Luego participó en otras campañas contra lo que ella denomina «la economía extractiva», un rol que le valió el premio Goldman, conocido como el Nobel del Medio Ambiente.

Esta lectura de la realidad colombiana, su economía y derechos, ha sido lo que Márquez, siempre vestida de los colores llamativos que conectan con su ascendencia afrocolombiana, le ha inyectado a la campaña de Petro.

Los críticos acusan a Márquez de haber recibido subsidios del Estado cuando sus críticas sobre el asistencialismo estatal son vehementes. También ha sido cuestionada por sus visión la economía socialista y por el uso del lenguaje incluyente.

Marelen Castillo

Con 57 años, la candidata procede de Cali, la tercera ciudad del país y la más cercana a la costa Pacífico.

Su madre es una modista afordescendiente de Buenaventura, la capital de la costa Pacífico y su padre un funcionario público. Gracias a sus padres, la vida de Castillo transcurrió en la frontera entre la educación y la religión.

Licenciada en biología y química en la Universidad Santiago de Cali, durante 11 años fue profesora en su antiguo colegio. También estudió ingeniería industrial en la Universidad Autónoma de Occidente, administración en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y tiene un doctorado en educación en la Universidad de Nova Southeastern, en Florida, Estados Unidos.

Según reseña la BBC, en 2007 se mudó a Bogotá y entró a la Corporación Universitaria Minuto de Dios, Uniminuto, una prestigiosa entidad católica. Allí tuvo varios cargos hasta que llegó a ser vicerrectora. Su gran proyecto fue conectar a la universidad con instituciones extranjeras y diseñar sofisticados programas de educación a distancia, hoy su especialidad.

Castillo llegó a la campaña de Hernández sin conocer al candidato. Se postuló con su hoja de vida y fue la escogida porque según la campaña representa a ese colombiano del común, pujante y trabajador y exitoso, que Hernández busca representar y llevar a la Casa de Nariño.

«Necesitamos un país educado que encuentre otras opciones de vida, unas rutas de formación que generen empleo, emprendimiento, y que a todos aquellos que estén delinquiendo les generen otras oportunidades para tener una calidad de vida digna», dijo Murillo en un debate en Semana.

Ambas son prometedoras desde el punto de vista político y resulta atractivo intentar predecir el impacto que dos mundos tan diferentes pueden impactar al país. No sabemos aún el desenlace de las elecciones, pero lo que definitivamente sucederá es que tenemos en frente el ascenso de la primera vicepresidenta afroamericana de Colombia.

Por: KR.