Ivana Trump tuvo una vida inspiradora que salió a la luz una vez adquirió el apellido Trump. Nació como Ivana Marie Zelníčková, en la antigua Checoslovaquia de la época soviética. Su padre era un ingeniero eléctrico y su madre telefonista, pero su hogar sirvió de base para la mujer que más tarde sería.
Comenzó a esquiar a los 4 años y más tarde se uniría al equipo nacional junior de esquí. Su habilidad como esquiadora la llevó a representar a su país en competencias internacionales. Esta profesión le presentaría a su futuro esposo, Alfred Winklmayr, un instructor de esquí austriaco y amigo por el que accedió a la ciudadanía austriaca. Esto fue la puerta para salir de su país sin parecer una desertora.
En 1975 tierras canadienses le vieron llegar, para convertirse en modelo. Allí comenzó una carrera que le llevó a las pasarelas de Nueva York, donde conoció a Donald Trump y en el transcurso de un año decidieron casarse.
Ivana Trump y Donald Trump fueron una de las parejas más notables de la Gran Manzana en la década de los 80. También fueron una de las parejas más potentes en cuanto a facturación, gracias a que ambos emprendieron los proyectos inmobiliarios más importantes de la Organización Trump, como la Torre Trump, el Plaza Hotel o el Casino Taj Mahal en Atlantic City.
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A su rol de empresaria se le añadió la calificación de ícono, rebosante de estilo y glamour, con su característico recogido pelo rubio. Influyó en el aspecto de la exagerada Patsy Stone en la clásica comedia de situación británica Absolutely Fabulous, con el personaje elogiando a Ivana como «tremenda» en un episodio.
Sus aportes a la empresa fueron incontables, gracias a su obsesión por los detalles y su adicción al trabajo. Esto le llevó a ser la vicepresidenta de diseño interior de la compañía, un cargo que ejerció con tal pulcritud que el exalcalde de la ciudad de Nueva York, Rudolph Giuliani escribió en Twitter que Ivana Trump era «una persona verdaderamente talentosa, creativa y hermosa», que había «contribuido en gran medida» a su ciudad.
Ella administró uno de los casinos en Atlantic City y ayudó a hacer de Trump Tower una imagen de éxito de los años 80 (o del exceso, para algunos). Se cuenta que ella anuló a los arquitectos para que instalaran una cascada de 60 pies en el atrio de la torre, y fue una cantera italiana para elegir el mármol rosado-beige Breccia Pernice que recubre sus pisos y paredes.
Ivana Trump había continuado con sus aventuras comerciales en los últimos años, promocionando un plan de dieta italiano para bajar de peso en 2018.
La separación de la pareja en 1992, fue objeto de un intenso escrutinio público que ocupó la portada de los periódicos por varias semanas. Sin embargo, esto no significó el final para Ivana, y mucho menos económico, ya que lanzó su propia línea de productos de belleza, ropa y joyería.
La crianza de sus tres hijos quedó expuesta a la opinión pública cuando sacó sus memorias tituladas Raising Trump. Más tarde, las aguas se calmaría, cuando explicó que luego de la separación su relación con Trump había mejorado.
Sin embargo, pese a la buena relación que sostuvieron ella siempre se mantuvo lejos de la vida política de su ex marido. De hecho, cuando la contienda electoral de Donald Trump terminó sin victoria en el 2020, ella se apresuró a decir que estaba contenta.
El mayor de sus deseos era que sus hijos pudieran «vivir una vida normal». Aún así, tras el fallecimiento de Ivana, Donald Trump publicó unas palabras llenas de emoción en su red social Truth Social: «Era una mujer maravillosa, hermosa y sorprendente, que llevó una vida grandiosa e inspiradora. Estaba tan orgullosa de sus hijos, como todos estábamos orgullosos de ella», escribió. «¡Descansa en paz, Ivana!».
Ivanka Trump publicó fotos de su infancia riéndose y junto a su madre, a quien describió como «brillante, encantadora apasionada y perseverantemente divertida». Por: KR.
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