Louvre tiene su primera directora, la visionaria Laurence Des Cars

Por Karime Rivas | mayo 26, 2021

Con una majestuosa superficie de 60,500 metros cuadrados, el museo del Louvre es uno de los destinos más populares de la ciudad de Paris. Este espacio cultural recibe más de 10 millones de visitantes al año, una sorprendente cantidad teniendo en cuenta la vasta y rica colección de pinturas y esculturas que tiene.

La Venus de Milo, la Gioconda de Da Vinci y las Bodas de Caná de Paolo Veronese (por mencionar algunas) son ahora testigos de la llegada de la historiadora Laurence Des Cars, la primera mujer en dirigir el emblemático museo del Louvre.

EFE/ Orsay/Jeremy Garamond

Desde su fundación, los pasillos icónicos del arte no han visto mujer alguna dirigiendo. Des Cars, una francesa de 54 años, ha mostrado pasión, entrega e innovación durante su gestión en el Museo de Orsay en los últimos años, por lo que se espera una gran apertura a nuevos públicos y temáticas.

Su proyecto titulado Louvre 2030, con el que propone «abrirse al mundo de hoy hablando del pasado», convenció al Ministerio de Cultura y al propio Elíseo, del que depende el nombramiento de los responsables de los mayores museos franceses, como el Louvre, el Museo de Orsay, el Centro Pompidou y el Palacio de Versalles.

La historiadora propone traducir el mundo contemporáneo a los más jóvenes, quienes en sus palabras serán ‘el centro de mis preocupaciones como presidenta’. Sin desafiar el tono contemporáneo, la propuesta le da una nueva perspectiva para salir de la crisis que ha desestabilizado al mundo. Ella califica este momento como ‘apasionante, pero complicado’.

«Para hacerlo, hay que escuchar al público y a sus distintas sensibilidades», afirma Des Cars. «El museo es la caja de resonancia de la sociedad. Siempre ha reflejado el mundo que le rodea. No se trata solo de un lugar de conservación, sino también de transmisión».

¿Quién es Laurence Des Cars? 

Con un inicio humilde, ella comienza su carrera en el Museo de Orsay en 1994, donde solía hacer inventario y limpiar los marcos que criaban polvo en sus archivos. Se formó en la Soborna y la Escuela del Louvre, prestigioso vivero de conservadores de arte en territorio francés.

El museo es la caja de resonancia de la sociedad. Siempre ha reflejado el mundo que le rodea.

Dos años después, esta especialista en el arte del siglo XIX y comienzos del XX no tardó en asumir proyectos de mayor envergadura: en 1996, orquestó el ingreso de ‘El origen del mundo’, el polémico cuadro de Courbet, a las salas de la institución, donde se hizo cargo de exposiciones dedicadas a Édouard Vuillard, Thomas Eakins o Edward Burne-Jones, entre otros pintores decimonónicos.

Permaneció en el Museo de Orsay hasta 2007, cuando fue nombrada directora científica de la agencia France Muséms, a cargo del desarrollo del proyecto del Louvre de Abu Dabi y de la adquisición de su colección en los años previos a su inauguración. Después dirigió el Museo de la Orangerie entre 2014 y 2017, cuando regresó al Museo de Orsay convertida en su máxima responsable. Allí ha pilotado una programación respetuosa con la solemnidad del centro, pero también muy renovadora, con proyectos a cargo de artistas contemporáneos como Marlene Dumas, Tracey Emin o Julian Schnabel.

Fotografía: El país

Des Cars, mujer de voz ronca y de un humor mordaz que esconde detrás de formas exquisitas, desciende de una familia aristocrática en la que abundan los intelectuales, pero se ha desmarcado en el mundo del arte francés con un discurso que cuestiona ciertos privilegios y jerarquías sociales. Por ejemplo, su exposición ‘El modelo negro’, que triunfó en el Museo de Orsay en 2019, dirigía una mirada crítica a la representación de hombres y mujeres de color en el arte de los últimos siglos.

“Las instituciones son aprensivas, tienen miedo de la inestabilidad. Cuando anuncié esta exposición muchos creyeron que estaba completamente loca, que iba a poner el museo en peligro”, relataba en una entrevista con EL PAÍS en 2019 respecto a una muestra que antes fue rechazada por el MoMA y el Metropolitan de Nueva York. “Los museos no pueden ser un lugar aislado, dedicados solo al turismo o la contemplación estética. Deben tratar temáticas que estén en el corazón de la sociedad actual, con seriedad y sin oportunismo, pero también sin tener miedo a ser políticos”. En el marco de esa muestra, cambió los nombres de las obras con títulos racistas, como Retrato de Madeleine —antes llamado Portrait d’une négresse, término peyorativo en francés actual—, convertido en icono desde que Beyoncé le concedió un papel protagonista en su vídeo grabado en el Louvre en 2018.